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Reclusos liberados reciben ayuda con un ‘nuevo comienzo’


BIRMINGHAM, Alabama (BP) — Imaginen lo que es estar décadas teniendo a alguien más que toma todas las decisiones por ustedes desde el momento que despiertan hasta el momento que se van a la cama.

Luego imaginen – de la noche a la mañana – tener que comenzar a tomar miles de decisiones al día.

Esa es la realidad de los reclusos liberados de las prisiones de Alabama cada año y no es algo fácil de procesar, dijo Jack Hausen, director de Redil del Pastor, un ministerio que ayuda a los hombres y mujeres recientemente liberados a reentrar a la sociedad después de un encarcelamiento.

“Tenemos que cambiar su forma de pensar a ‘¿cómo manejamos esta libertad que ahora tenemos?’ Es un proceso de reorientación,” dijo Hausen, miembro de la Iglesia en Brook Hills, Birmingham, Alabama. “La mentalidad es ‘cometa el crimen, pague el tiempo,’ pero nosotros (como sociedad) no hacemos nada para rehabilitar a esas personas.”

Eso es por lo que Redil del Pastor fue comenzado – para prevenir que esos hombres y mujeres se vuelvan parte del alto porcentaje de exreclusos que terminan de nuevo detrás de las rejas.

El ministerio fue comenzado por Mary Kay Beard, una exladrona de bancos que llegó a la fe en Cristo mientras estaba encarcelada en la Prisión para Mujeres Julia Tutwiler en Wetumpka.

Treinta años después, el Redil del Pastor tiene cinco casas en el área del extremo oeste de Birmingham alrededor del Centro Médico Bautista Princeton. Beard también comenzó el programa de Compañerismo de Prisión: Árbol del Ángel.

Alto índice de éxito

El programa transitorio de seis meses del ministerio tiene un alto índice de éxito – menos del 1 por ciento de los hombres y las mujeres que completan el programa regresan a la prisión, dijo Hausen.

Este es un ascenso difícil, dijo. La mayoría de las personas que llegan a Redil del Pastor han estado encarceladas por un buen tiempo, y se aparecen en el ministerio con muy poca preparación para el mundo real.

El ministerio tiene un papel muy importante en la reducción de la reincidencia, dijo Hausen, especialmente cuando los prisioneros son liberados en grandes números para reducir la sobrepoblación.

“Queremos asegurarnos de que su fresco comienzo sea un nuevo comienzo,” dijo.

Los participantes en el programa están frecuentemente allá como parte de su plan de libertad condicional, así que se espera que cooperen con las reglas, pero Redil del Pastor trabaja fuerte para prepararlos para que prosperen en su nueva libertad.

“Trabajamos para obtenerles una licencia de conducir y una tarjeta del Seguro Social si la necesitan, además de cupones de alimentos, ropa y un trabajo,” dijo. “Todos nuestros participantes tienen trabajos y nos pagan una pequeña cuota semanal. Esto levanta su autoestima y los prepara para vivir en la comunidad. Queremos hacer todo lo que podamos para que se vuelvan a reinsertar como ciudadanos productivos.”

Los convictos recién liberados también tienen que aprender a funcionar como comunidad dentro de su hogar planeando juntos la compra de la comida, cumpliendo con los horarios y llevándose bien los unos con los otros, dijo Hausen. “Ellos tienen que aprender a tomar buenas decisiones; trabajan el plan y planean su trabajo.”

Y con esperanza al final de los seis meses, Redil del Pastor ha sido un ambiente que los ha preparado para el éxito, dijo. “Nuestra meta es cambiar su pensamiento institucional y su corazón para Cristo.”

Involucramiento en la iglesia local

Su desarrollo espiritual es una parte íntegra del reingreso, dijo Hausen, lo que es una razón por la que el ministerio trabaja fuerte para involucrar las iglesias locales como la Iglesia Bautista Hunter Street, Hoover, en el proceso además de ofrecer programas como Celebremos la Recuperación cada semana.

Y las iglesias son capaces de ayudar de maneras prácticas también financiando el sostén del ministerio además de proveyendo artículos necesitados como bolsas higiénicas para la gente en el programa, dijo.

“Queremos cuidarlos como Jesús nos lo mandó – él es claro acerca de cómo se supone que ayudemos a la gente en prisión,” dijo Hausen. “También queremos que ellos oigan el evangelio y que esperanzadoramente este les cambie el corazón y la mente para Cristo y con esperanza se vuelvan miembros productivos de las iglesias.”