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Vázquez honrado por plantar iglesias hispanohablantes


CONROE, Texas (BP) — Para muchos afuera del estado, Texas es todavía tierra de vaqueros, plataformas petroleras y campesinos que trabajan fuerte — o mejor dicho un paisaje homogéneo en el estado de la estrella solitaria. Pero las culturas y los lenguajes representados en el Retiro de Plantadores de Iglesias SBTC el 27 y 28 de marzo presentaron una situación diferente.

Los pastores cuyas raíces raciales y étnicas son anglas, hispanas, afroamericanas, indoasiáticas, coreanas, chinas, nepalíes, birmanas, iraníes y árabes demostraron el corazón de los bautistas del sur de la Convención de Texas y su misión de alcanzar el mundo… en Texas.

De las casi 2.500 iglesias afiliadas a la SBTC, 20 por ciento han sido nuevas plantas. A medida que la población de Texas crece, así también lo hace la necesidad de iglesias y de aquellos dispuestos a sembrar las semillas del crecimiento. Los 90 pastores plantadores de iglesias y prospectos en el retiro demostraron las singulares oportunidades de ministerio y los medios creativos por los cuales alcanzan a los perdidos — reuniéndose en bibliotecas en pequeñas comunidades del centro de Texas; comenzando una iglesia en medio del Centro Médico de Houston; y siendo un “hombre de paz” entre los incontables inmigrantes que llaman Texas su hogar.

Plantar iglesias “es una aventura maravillosa” de acuerdo a José Vázquez. Y él lo sabe. Con su esposa Salud a su lado, Vázquez, pastor de la Primera Iglesia Bautista, en Pflugerville, ha plantado 18 iglesias de habla hispana en el centro de Texas y sus alrededores. Por su trabajo, el liderazgo de misiones de SBTC lo honró como el primer galardonado de la condecoración conmemorativa Silvano Paiva presentada al cierre del retiro. La condecoración se presentará anualmente en memoria de Paiva, un pastor autodidacta oriundo de Brasil, quien plantó iglesias y fungió como consultante de SBTC al tiempo que trabajaba tiempo completo como traductor en el sistema judicial de Houston. Paiva murió inesperadamente el pasado diciembre. Su esposa Marta fue también honrada en la conferencia por una asistencia estimada en 230 personas.

David Alexander, líder del equipo plantador de iglesias de SBTC, dijo que Vázquez representa la tenacidad de Paiva. Cuando el personal de misiones consideró quién debía recibir la primera condecoración Paiva, el nombre de Vázquez ocupó el primer lugar. Debido al trabajo en bien de su nombre, la condecoración reconoce los esfuerzos de plantadores estableciendo iglesias no anglohablantes, un creciente porcentaje de las nuevas iglesias de SBTC.

Vázquez, con toda humildad ante el reconocimiento, se apresuró a darle el crédito a Dios y a la SBTC por las iglesias que él ayudó a establecer. El oriundo de Celaya, México de 50 años ha tenido una pasión por alcanzar a los perdidos desde su propia salvación en 1983 cuando tenía 19 años y era un inmigrante ilegal en EE.UU. Su peregrinaje como inmigrante lo llevó a Round Rock donde una familia de apellido Ortega lo invitó a una iglesia de habla hispana en el vecino Taylor. Allí Vázquez puso su fe en Cristo, y se convirtió en la primera persona de su familia en hacerlo.

Entonces su peregrinaje de fe lo llevó de vuelta a México.

Después de leer Isaías 43:1-4, Vázquez fue compungido a regresar a su hogar y compartir el evangelio con su esposa y su familia inmediata.

“Le dije a mi esposa que la Biblia es el mejor tesoro en el mundo,” dijo.

Toda la familia Vázquez hizo profesión de fe. José y Salud comenzaron su propia familia. Su nuevo trabajo en México lo puso bajo la supervisión de un compañero cristiano. Y por más de una década Vázquez nunca olvidó el testimonio de la familia Ortega.

En 1995 Vázquez regresó a Texas — esta vez con su esposa, tres hijos y una visa de turista. Cuando estaba allí, Dios lo llamó al ministerio. Y, como lo determinó la Providencia, el ministerio de Vázquez duplica el testimonio que lo atrajo a él a Cristo. Las 18 iglesias hispanohablantes que estableció le dan a la gente la oportunidad de oír el evangelio en el idioma de su corazón.

Vázquez se apresura a acreditar al apoyo de SBTC el éxito de su ministerio.

“Ellos creen en mí,” dijo de Terry Coy, director de misiones de SBTC, y de Alexander. “Ellos son una buena influencia en mi trabajo.”

Vázquez alabó el Centro de Entrenamiento Bíblico para Pastores (BTCP por sus siglas en inglés), un currículo usado internacionalmente para entrenar pastores sin educación bíblica formal.

“Lo hemos adaptado para incluir historia bautista (incluyendo la SBTC y el Programa Cooperativo) y nuestro entrenamiento de plantación de iglesias. Es el currículo común de nuestro amplio programa — Instituto Bautista Hispano de Estudios Bíblicos. Estos son centros que estamos facilitando alrededor del estado para entrenar ministros y principalmente plantadores de iglesias,” explicó Coy.

Pero aun con el entrenamiento bíblico y el apoyo de la convención, Alexander y Coy dijeron que es el corazón del pastor el que determina si una iglesia va a enviar a sus propios miembros a llevar adelante el evangelio.

“Comienza con una pasión por los perdidos. [El pastor] tiene que tener una visión del reino o si no, no sucede,” dijo Alexander.

La abnegación, es ejemplificada en Vázquez, es clave, dijo Coy. El pastor tiene que estar dispuesto a enviar a sus mejores líderes a las iglesias planta para tener la oportunidad de tener éxito. Los pasados tres años, la Primera Iglesia Bautista, una iglesia de cerca de 250, ha “graduado” a 120 personas de su congregación para plantar siete iglesias.

Pero, ¿qué se siente ser parte de una iglesia donde mucha gente se va tan frecuentemente? De acuerdo a Vázquez, así es como tiene que ser. La plantación de iglesias es una extensión natural del crecimiento de la iglesia.

“Cuando se comienza una iglesia se va a tener hijos. Se va a tener iglesias hijas,” dijo.

Y esas iglesias “hijas” prosiguen teniendo más iglesias porque, como Vázquez concluyó, ellas tienen el mismo ADN.
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Bonnie Pritchett es corresponsal del Southern Baptist TEXAN, publicación de noticias de la Convención Bautista del Sur de Texas, donde este artículo apareció primero.

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  • Por Bonnie Pritchett/Southern Baptist TEXAN