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AYUDA A HAITÍ: 2 años de cuidado, vidas cambiadas


PORT-AU-PRINCE, Haití (BP) — Sonriendo a través de las lágrimas, Madame Maris agradece y besa a los voluntarios bautistas del sur cuando ellos le dan la llave de su nueva casa.

Durante casi dos años, la mujer haitiana de 70 años ha vivido en una carpa. Ella perdió a su esposo, dos sobrinos, un brazo y su casa en el terremoto del 12 de enero que sacudió Haití en 2010. Ahora, ella y su sobrina tienen la oportunidad de comenzar de nuevo.

El de ellas es uno de los muchos comienzos que los bautistas del sur han ayudado a proveer desde el terremoto de magnitud 7.0, el cual mató a 230.000 personas y dejó a millones más heridas, sin casa o ambas. A la fecha, los bautistas del sur han dado más de $11 millones en ayuda. Muchos se han ofrecido como voluntarios y han puesto sus habilidades al servicio para ayudar a los haitianos a recuperarse.

Al principio, los obreros ayudantes bautistas del sur se enfocaron en las necesidades más apremiantes — cuidado médico, alimentos y albergue básico — eso serviría como testimonio del amor de Cristo. Pero también buscaron soluciones de más largo tiempo para ayudar a los haitianos a romper el ciclo de dependencia que los mantiene atascados en la pobreza extrema.

Desde que el terremoto destruyó o dañó millones de casas, la vasta necesidad de casas capturó la atención de los planificadores de ayuda bautistas del sur. Desarrollaron un proyecto llamado “Reconstruya Haití,” un esfuerzo conjunto de los haitianos y los bautistas del sur.

Para el tiempo en el que el proyecto de casas termine esta primavera, Reconstruya Haití habrá edificado cerca de 2.800 casas en 30 comunidades. La Junta de Misiones Internacionales, Respuesta Global Bautista, la Red de Ayuda en Desastres Bautista del Sur y la Convención Bautista de Florida han contribuido a la iniciativa.

“Esto suena como mucho, y es mucho en tan corto tiempo,” dijo el misionero jubilado Carter Davis, quien ha trabajado con las iniciativas de ayuda en Haití desde el terremoto. “Pero el efecto real es visto cuando reconozcamos cuántas personas están ahora en casas sustanciales y no en carpas o en otros albergues.” Debido a que el promedio de las familias haitianas es de seis personas, un estimado de 16.800 haitianos están ahora en casas estables. Muchas de estas fueron construidas en sus fundamentos originales, y permitieron así que las familias que poseían terreno fueran reubicadas y no perdieran su propiedad. Estos proyectos también revivieron los negocios locales y pusieron a los haitianos a trabajar de nuevo.

“Casi todo el trabajo fue hecho por los haitianos,” dijo Davis. “Esto proveyó ingreso a muchos y estimuló la economía local al comprar los materiales en los almacenes locales.”

“Fue un esfuerzo cooperativo,” convino Jeff Palmer, de Repuesta Global Baptista. “Los bautistas haitianos y [otros] trabajadores haitianos, realmente fueron los que construyeron la mayoría de las casas más que los equipos voluntarios. Pero los equipos fueron buenos en venir hasta aquí e interactuar, compartir su fe, además de darle ánimo a la gente local que ‘Eh, a alguien le importamos, y vienen de afuera para ayudarnos a reconstruir nuestras casas.'”

Los bautistas de Florida y de Haití pudieron hacer significantes contribuciones, en parte debido al compañerismo de 17 años que los bautistas de Florida han mantenido en el país, señaló Palmer. Justo en la coyuntura de la iniciativa Florida-Haití se comenzaron 124 nuevas iglesias, 56 edificios de iglesias fueron reparados y 1.000 casas serán construidas para el tiempo en que Reconstruya Haití empaque en marzo.

El terremoto fue una sorpresa para Haití y para el mundo, pero la respuesta de los bautistas de Florida no lo ha sido, señaló Craig Culbreth, estratega líder del grupo de apoyo misional de la Convención Bautista de Florida.

“Los bautistas de Florida han estado fuertemente involucrados con Haití desde abril de 1995. Las iniciativas de los bautista de Florida después del terremoto — alimentación, ayuda médica, reconstrucción de iglesias y construcción de casas — estuvieron todas basadas en el fundamento de 17 años de trabajo,” dijo Culbreth. “Es algo asombroso ver lo que Dios puede poner de manifiesto de un desastre. Él pudo usar a los haitianos junto con dedicados voluntarios bautistas del sur para cambiar miles de vidas — algunas para siempre.”

Usar materiales locales les asegura a los haitianos que pueden continuar construyendo y expandiendo esas casas después de que los bautistas del sur se hayan ido, señaló Palmer.

“Hemos tratado de romper el ciclo de dependencia y derecho diciéndole a la gente receptora de esta buena voluntad y ayuda que ellos obtuvieron las mismas habilidades y capacidades,” dijo. “El trabajo continuará, pero los haitianos serán los que lo completen.”

PROPIEDAD HAITIANA

Que los haitianos tomen propiedad de los esfuerzos de reconstrucción es uno de los más importantes cambios que Palmer ha visto durante los dos años del proyecto.

“En algunas comunidades, había personas en las áreas del terremoto sentadas y esperando que alguien llegara a resolverles los problemas,” dijo. “Cuando obtuvimos que las comunidades se involucraran en ayudarse los unos a los otros, descubrimos que empezaron a pensar en la comunidad primero y en ellos mismos después. Y ver la iglesia y las comunidades llegar juntas, esas son maneras en las que pueden ver un impacto más profundo que solamente obteniendo casas.”

Los obreros bautistas del sur animaron a las iglesias bautistas haitianas a tomar el liderazgo en identificar a los receptores de la ayuda. Debido a que los recursos eran limitados, esas iglesias comenzaron a enfocarse en la gente con las mayores necesidades.

“Lo que descubrimos una y otra vez fue que ellos estaban escogiendo huérfanos,” dijo Palmer. “Ellos estaban escogiendo a muchos de aquellos a los que nosotros les estaríamos dando prioridad. Vimos una real transición de dependencia a más valores del Reino.”

“Hubo un gran apoyo para proveer primero a las viudas y madres con niños,” añadió Davis. “Hubo alguna tendencia de algunos de proveer solamente a los miembros de la iglesia, pero cuando pasó el tiempo, vi más y más el deseo de proveer para otros en necesidad en las comunidades. Este es el concepto que les acentuamos a los pastores y a las iglesias — reconocer que Jesús se preocupaba por todos y necesitamos su ejemplo.”

Davis recordó la generosidad de una de las iglesias haitianas en un pueblo que no fue directamente afectado por el terremoto. Muchos de los miembros ya habían alojado a familiares desplazados de Puerto Príncipe, pero la iglesia quería hacer más.

“[La congregación] preguntó si podíamos ayudar proveyendo financiación de la iglesia para construir casas en un terreno que la iglesia poseía y les darían [a los sobrevivientes del terremoto]” dijo Davis. “Construimos 50 casas en este terreno.”

AYUDADOS EN MUCHAS OTRAS MANERAS

Aunque el alojamiento fue una de las mayores necesidades después del terremoto, los bautistas del sur ayudaron de muchas otras maneras también.

Los misioneros y los voluntarios donaron suministros — como bancas, escritorios y pizarrones — a siete escuelas en apuros. También reconstruyeron edificios dañados, repararon techos e instalaron baños para que miles de niños pudieran regresar a la escuela.

Grupos de mujeres a través de EE. UU. cosieron ropa para los huérfanos mientras iglesias y otras organizaciones bautistas proveyeron comida y medicina para niños necesitados. Los misioneros y los voluntarios inclusive comenzaron una pequeña finca y huertas para ayudar a algunos huérfanos a sostenerse por ellos mismos.

Un medico bautista de Alabama dio $10.000 para la compra de un terreno para construir casas para viudas. En un enclave de personas sordas, los bautistas proveyeron el capital inicial para ayudar a comenzar o recomenzar micro-negocios.

A pesar de todo lo que se ha logrado, Haití todavía enfrenta años de recuperación.

“Para muchas personas, las cosas han mejorado y están saliendo adelante con sus vidas,” dijo Delores York, misionera de la Junta de Misiones Internacionales en Haití. “Para otros miles que todavía están en carpas o albergues temporales, la ayuda no ha llegado. Todavía hay problemas de desempleo y para sobrevivir día a día. El cólera viene en oleadas, junto con la malaria, tifoidea, tuberculosis y muchas otras enfermedades.”

La iniciativa de ayuda en Haití está concluyendo con los equipos de voluntarios programados para salir en marzo. Aun cuando muchos haitianos permanecen en necesidad, York y otros obreros creen que la generosidad de los bautistas del sur continuará animando a los haitianos cuando ellos reconstruyan sus vidas en las comunidades.

“Han pasado dos años desde el terremoto, y los bautistas del sur han dado generosamente para ayudar en otras muchas calamidades en el mundo,” dijo York. Su generosidad ha cambiada la vida de muchos en muchas diferentes maneras. Aun cuando vemos el fin de este trabajo llegando a su final, no será el fin de la obra bautista del sur en Haití.”
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Holly McCrae es corresponsal internacional de Respuesta Global Bautista, en la web en www.gobgr.com.

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  • Por Holly McCrae