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Nuevas iglesias de la Convención Bautista del Sur y Send Relief continúan alcanzando la ciudad de Nueva York


NUEVA YORK, N.Y. (BP) — La Ciudad de Nueva York ha entrado en la fase 2 de su plan de reapertura después del cierre de COVID-19, pero varias iglesias plantas planean continuar sirviendo en julio a aquellos en las márgenes de sus comunidades. Ellos creen que sus esfuerzos de proveer para sus comunidades abrirán más puertas para un ministerio más extenso.

“Estamos viendo a Dios movilizar iglesias y voluntarios,” dijo Jeremiah Brinkman, un catalizador de plantación de iglesias de la Junta de Misiones Norteamericanas (NAMB) en la Ciudad de Nueva York, quien sirve como coordinador regional para Alivio en Desastres Bautista del Sur en el área metropolitana.
En más de dos meses, voluntarios bautistas del sur han registrado cerca de 6,500 horas, entregado cerca de 124,983 comidas y distribuido más de 410,000 libras de alimentos.
“Es sobrecogedor detenerse y ver todo esto,” dijo Brinkman después de revisar los números. “Todo lo que Dios está haciendo aquí es increíble. Esto no es una operación masiva de una bodega principal. Esto es un trabajo de apoyo comunitarias.
Ese apoyo se extiende hacia todos los cinco distritos de la Ciudad de Nueva York mientras las iglesias locales proveen alimentos y otros recursos para las familias en necesidad. La presencia de estas iglesias cada semana ha llevado al desarrollo de relaciones que deberán extenderse a largo plazo.
Edwin Pacheco lanzó la Iglesia Redemptiom en Brooklyn hace dos años, y esta se ha convertido en una parte clave del vecindario después de invertir en las escuelas con dificultades en la comunidad.
Así que, mientras Pacheco luchaba con un severo caso de COVID-19 en marzo, su teléfono timbraba constantemente porque él y su iglesia se habían vuelto conocidos en la comunidad como ayudadores.
“La comunidad ha mirado la iglesia como una respuesta,” dijo Pacheco. “Estoy enfermo y en cama, y estoy recibiendo llamadas para preguntarme qué vamos a hacer.”
Cuando peor se sintió, Pacheco pensó como que él “no iba a salir de” la enfermedad. Pero cuando se recuperó y cumplió dos semanas de cuarentena, tomó el teléfono. Junto con Brinkman, comenzó a hacer arreglos con Envía Asistencia y otras organizaciones para enviar alimentos.
Lo que comenzó con provisión de alimentos para 75 familias se duplicó a 150 para la tercera semana. Cada martes durante el último mes, un camión de una organización sin fines de lucro llamada City Harvest ha entregado 1,600 cajas de alimentos al vecindario Red Hook de Pacheco en Brooklyn. Solamente menos de la mitad de esas cajas se queda en Red Hook. El resto va para iglesias y organizaciones sin fines de lucro que sirven a cientos de personas a lo largo de la Ciudad de Nueva York.
“Algo que se veía como un caos en COVID ha provisto una plataforma para llenar las necesidades en nuestra comunidad,” dijo Pacheco. “Hemos podido discipular a nuestros vecinos y a nuestro vecindario a través de estas maneras tangibles. Hemos edificado relaciones con la gente semana tras semana. Hemos podido encontrarnos con ellos en línea u orado por ellos en persona mientras esperaban alimentos en la fila.”
Jordan Sauceda, un misionero plantador de iglesias en el Bronx, dirige una de esas iglesias que han podido tomar algunos de los alimentos distribuidos en Brooklyn para aquellos en su comunidad.
Después de tres años edificando relaciones en la comunidad, Sauceda y otros estaban preparados para lanzar la reunión principal de domingo de la Iglesia Everlasting cuando ocurrió el cierre de la ciudad. Con todo, la ministración del grupo hacia sus vecinos no se ha detenido.
“Esto ha cambiado totalmente nuestros planes y nuestra estrategia,” dijo Sauceda. “Hemos bendecido a miles de familias en nuestro vecindario, y mi teléfono se ha vuelto loco con solicitudes y peticiones de oración. Tenemos gente que sale para hablar con aquellos que están esperando sus bolsas de alimentos en la fila y para orar por ellos.
Durante los resultados iniciales del cierre por el COVID-19 sus “bolsas de bendición” fueron llenadas con papel higiénico y otros productos difíciles de encontrar. Con el tiempo, los alimentos se convirtieron en una necesidad mayor, y la Iglesia Everlasting comenzó a empacar y a entregar unas 200 bolsas de comestibles cada sábado.
“Las mejores historias que estamos recibiendo, las que significan muchísimo para mí como pastor, son aquellas de nuestros miembros,” dijo Sauceda. “Ellos están recibiendo bolsas, yendo afuera y amando a sus vecinos. Están teniendo un propósito y están conociendo a personas a su alrededor.”
En Queens, el misionero plantador de iglesias Silvanus Bhandari descubrió una singular necesidad cuando algunos miembros comenzaron a entregarles cajas de alimentos a sus vecinos. Estudiantes de intercambio de todo el mundo han estado en el limbo desde el cierre por el COVID-19.
“Nosotros ayudamos principalmente a la comunidad de habla nepalí,” dijo Silvanus, cuya Iglesia Global Mission se compone mayormente de gente de habla nepalí. “Con el tiempo, cuando la noticia de nuestro ministerio salió a la comunidad, algunos estudiantes internacionales nos buscaron.”
Estos estudiantes viajaron a Queens para tomar clases de universidad en una de las varias universidades y no pudieron regresar a casa o no quisieron hacerlo para no poner en riesgo su educación.
De los hogares a los que la Global Mission Church y Vines Nepali Church Elmhurst, otra de las iglesias plantas de NAMB, entregan alimentos, incluyen a cerca de 100 estudiantes.
“Una estudiante nos contactó, y nosotros entregamos los alimentos,” dijo Silanus. “Supimos que su situación era realmente difícil. Sus padres en Katmandú tenían un pequeño almacén que no pudieron mantener debido al cierre. Así que esta estudiante no tenía alimentos ni dinero, y estaba muy deprimida.”
Estos tres misioneros plantadores de iglesias, junto con varios más a lo largo de la ciudad, han podido edificar relaciones y compartir el Evangelio cientos de veces mientras sirven durante la repercusión de la pandemia del COVID-19.
“Estoy emocionado de ver lo que suceda cuando comencemos a reunirnos en persona,” dijo Sauceda, “ver lo que sucederá en nuestra iglesia y en las otras iglesias que han estado donando recursos aquí en la ciudad.”