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Congregaciones negras e hispanas afrontan disparidades económicas y de salud en el COVID-19


NEW ORLEANS (BP) — El ujier típicamente permite a cinco personas a la vez en el santuario. Una persona se acerca al ataúd. La otra espera a una distancia segura su turno para ver el cuerpo de un ser querido que murió de COVID-19.

En el foco pandémico de New Orleans, el pastor sénior de Franklin Avenue Baptist Church, Fred Luter ha instituido velorios socialmente distanciados antes de los funerales de siete miembros de la iglesia debido al coronavirus.
“Es muy crucial en los funerales ese toque humano de abrazar a alguien y decir: ‘Aquí hay un hombro en el que puedes descansar,'” dijo Luter. “Pero no se puede hacer nada de eso, porque todo el mundo está muy asustado de agarrar este virus.”
Aunque el COVID-19 ha impactado todos los sectores de la población estadounidense, estudios muestran que las comunidades afroamericanas y las hispanas han sufrido pérdidas desproporcionadas en muertes, enfermedades y pérdidas de ingresos. Investigadores vinculan las disparidades con las largas desigualdades en el cuidado de la salud y el empleo.
En la planificación para reanudar los cultos de adoración en las instalaciones, las iglesias bautistas del sur que sirven a los negros y a los hispanos deben hacerles frente a las desigualdades y al mismo tiempo proteger la salud y preservación de los ingresos de sus congregaciones.
Para el pastor Kevin James de New Creation Bible Fellowship en Tracy, Calif., una congregación de cerca de 100 creyentes, eso significa regresar a reunirse juntos no antes de agosto o septiembre.
“Mi meta número uno es mantener a nuestros miembros y sus familias seguros,” dijo James. “No quiero ponerlos en una posición en la que alguno pueda contraer el virus. … estamos a la espera y veremos, porque, aunque ellos están tratando de reabrir y aflojar los requisitos — y entiendo por qué — creo que las vidas son importantes. Y creo que como líder, mi primera responsabilidad es la seguridad de ellos y la de esta comunidad.”
Ninguno de sus miembros ha muerto por la enfermedad, pero algunos empleados en la industria de las ventas al por menor han perdido los trabajos. James ha visto un incremento en el dar, con datos que muestran 21 nuevos ofrendantes.
James es director regional del oeste y el norte de la Confraternidad Nacional de Afroamericanos (NAAF) de la Convención Bautista del Sur (SBC), la cual sirve a cerca de 4,000 iglesias y congregaciones misioneras. Su congregación ayuda a sostener cuatro iglesias planta, y él anima a los pastores a solicitar ayuda cuando estén en necesidad.
Datos divulgados el 12 de mayo por APM Research Labs muestran que “la última tasa de mortalidad disponible de COVID-19 para los negros estadounidenses es 2.2 veces más alta que la tasa de los latinos, 2.3 veces más alta que la tasa de los asiáticos y 2.6 veces más alta que la tasa de los blancos.” Los números están basados en datos del 80 por ciento de las muertes y las cifras racialmente específicas divulgadas en 39 estados.
“Para ponerlo explícitamente,” los investigadores dijeron: “si todos los estadounidenses hubieran muerto de COVID-19 a la misma tasa que los blancos estadounidenses, por lo menos 10,500 negros estadounidenses, 1,400 latinos estadounidenses y 300 asiáticos estadounidenses estarían todavía vivos.”
De acuerdo con Pew Research, 61 por ciento de los hispanos y 44 por ciento de los negros dijeron que ellos o alguien en su familia habían experimentado una pérdida de trabajo o de salario debido a la pandemia, comparado con 38 por ciento de los blancos.
Tales disparidades pueden hacer más difícil que las congregaciones afroamericanas e hispanas bautistas del sur se recuperen de la pandemia, dijo Marshal Ausberry, presidente de NAAF.
“Ambas comunidades han experimentado un mayor desempleo junto con más altas mortalidades cuando se comparan con la tasa nacional en otras poblaciones. Estos dos factores llevarán a una incrementada pobreza y falta de vivienda entre los afroamericanos y los hispanos,” dijo Ausberry, pastor de Antioch Baptist Church en Fairfax Station, Va., y primer vicepresidente de la SBC. “Algunas congregaciones pueden estar al borde de cerrar y no reabrir sus puertas. Esta puede ser una oportunidad para conectarse con una congregación afroamericana y/o hispana para desarrollar relaciones con los pastores y congregaciones. Relaciones en las que cada congregación ore la una por la otra. Creo que todo comienza con la oración.”
El pastor David Pérez de la Iglesia Casa de Bendición en St. Cloud, Fla., ha podido mantener su iglesia a flote a través de la oración y un préstamo sin interés de la Convención Bautista de Florida (FBC), a pagar en 10 años. Él eligió no solicitar asistencia federal.
Su iglesia reinició cultos en la instalación el 3 de mayo. La asistencia está limitada a unos 20 miembros — alrededor de un quinto de los números prepandémicos. Las familias se sientan juntas, socialmente distanciadas. El desinfectante para manos es predominante. Los ancianos mayores, que comprenden el 70 por ciento de la membresía de la iglesia, mayormente se quedan en casa.
“Tenemos nuestro pros y contras en nuestras iglesias latinas e hispanas,” le dijo él a Baptist Press mediante un intérprete. “La mayoría de nuestras iglesias hispanas son pequeñas; no son megaiglesias. Las finanzas, aquellas que pueden recibir una pequeña ayuda financiera, harán una gran diferencia y podremos sobreponernos a esto.”
Él describió su membresía como fiel. Aunque algunos han perdido sus trabajos durante la pandemia, la iglesia ha podido continuar pagando su salario como pastor de tiempo completo, y ha podido seguir ministrando a la comunidad mediante la asistencia de la FBC. Dijo que algunos miembros han contraído el virus, pero se han recuperado.
East End Baptist Church en Suffolk, Va., la cual tiene alrededor de 400, perdió dos miembros por el coronavirus, de acuerdo con el pastor Wayne Faison. Él estimó que cerca del 15 por ciento de la congregación ha perdido a un miembro de la familia o ser amado debido a la enfermedad. Algunos miembros han perdido su ingreso o están en camino de ser afectados por trabajar en el servicio, comercio minorista o los sectores del cuidado de la salud.
“Estamos escuchando historias de gente que ha sido ya sea suspendida temporalmente o despedida,” dijo Faison, “pero a medida que los restaurantes o lugares de ese tipo abren de nuevo, ellos no están regresando a sus antiguos trabajos, sino que están regresando a trabajos que posiblemente paguen menos. Así que ellos realmente comienzan a tomar decisiones críticas en términos de factores de riesgo en cuanto a su salud y al factor económico para tratar de poner comida en la mesa. Algunos de los fondos de estímulo solamente van a durar por un tiempo.”
Sin embargo, sus miembros han sido fieles en el ofrendar, dijo él, y los últimos dos domingos han sido dos de los más altos en términos de dar en los pasados dos años.
“Algo de eso es debido a que la gente se ha puesto al día, el paquete de estímulo, algo así es parte de eso,” dijo Faison. “Pero solamente vamos a darle gracias a nuestro Señor por ese sostén.”
Las iglesias de Faison, Luter y James todas solicitaron y recibieron préstamos del Plan de Protección del Pago de Nómina a través de la Ayuda en el Coronavirus y la Ley de Seguridad Económica.
Faison dijo que espera reanudar los cultos en la instalación en julio. Los cultos estarían limitados debido a los protocolos de seguridad a alrededor de 90 asistentes en un santuario con capacidad para 656.
Luter dijo que esperaba reanudar los servicios el 31 de mayo en la Fase 1 del plan de reapertura de New Orleans. Pero con las directrices gubernamentales de seguridad que limitan la asistencia a 100, está reconsiderando la fecha de la reapertura. La asistencia a los cultos de adoración del domingo tiene un promedio de 3,200.
“Cuando el alcalde llegó y nos dijo que solamente podíamos tener 100 personas, para una iglesia de nuestro tamaño,” Luter dijo: “¿Cómo eliges a 100 personas? Es imposible, así que hemos decidido que simplemente seguimos retransmitiendo en vivo, porque no hay manera que escojamos a 100 personas sin molestar a los demás.”
Los miembros de Franklin Avenue Baptist Church han sufrido pérdidas de trabajos y de ingresos, aunque muchos pueden trabajar desde la casa. Luter estima dar alrededor de 90 por ciento de los niveles de pre-COVID-19. Él ha animado a los miembros a solicitar el desempleo y ha animado a los dueños de pequeños negocios a solicitar préstamos.
Además de siete muertes, muchos miembros han sido hospitalizados o aislados en cuarentena con el coronavirus. Consciente de las disparidades en la salud, Luter ha animado a todos los miembros a monitorear su salud.
“Las estadísticas están allí,” dijo Luter. “Mucha gente con bajos ingresos no tienen seguro de salud, y eso es simplemente porque no pueden pagarlo. Y así pues ha de haber alguna manera en la que el país esté consciente de eso, y de que tratemos de que el cuidado de la salud esté disponible para todos.
“Muchas de estas personas que se enfermaron, no es porque no se cuidaron, simplemente no tenían acceso al cuidado apropiado de la salud.”

    About the Author

  • Por Diana Chandler

    Diana Chandler es escritora y editora de asignación general de Baptist Press. BP reporta sobre misiones, ministerio y testimonio llevados adelante mediante el Programa Cooperativo y sobre noticias relacionadas con los intereses de los bautistas del sur nacional y mundialmente.

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