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¿Por qué cancelar la reunión anual de la SBC 2020 es poner el ‘Evangelio Sobre Todo’


NOTA DEL EDITOR: J.D. Greear es el presidente de la Convención Bautista del Sur y pastor de The Summit Church en el área de Raleigh-Durham, Carolina del Norte.

DURHAM, N.C. (BP) — Estaba advertido que dirigir la Convención Bautista del Sur (SBC) podría ser truculento. Pero no creo que ninguno de nosotros vio esto venir.

Hoy, estamos tristes de anunciar que por primera vez en 75 años la reunión anual de la Convención Bautista del Sur ha sido cancelada.

Esta decisión fue hecha unánimemente por el Comité Ejecutivo de la SBC, yo, cada uno de los oficiales de la SBC y el concilio de la Gran Comisión, que consiste de los presidentes de los seis seminarios, de la Junta de Misiones Internacionales, de la Junta de Misiones Norteamericanas, de Guidestone Financial Resources y de Recursos Cristianos Lifeway, y afirmado tanto por Sandy Wisdom-Martin de la Unión Femenil Misionera como por Russell Moore de la Comisión de Libertad Religiosa y Ética. Estoy agradecido por el liderazgo unido de estos hombres y mujeres al dar este paso previsor. Creemos, sin lugar a dudas, que es el paso correcto. 
Por un lado, esta fue una situación difícil para nosotros. Reunirnos regularmente para oír las grandes cosas que Dios está haciendo en el presente y buscar su rostro juntos para el futuro es una parte esencial de quiénes somos como Convención, y nos entristece dejar pasar esta oportunidad en junio. 
Pero, por otro lado, esta decisión fue fácil. Nuestro propósito en reunirnos es apoyarnos unos a otros en la misión del Evangelio y catalizar mejor nuestros esfuerzos colectivos misioneros. Este año, la mejor manera de lograr este propósito es NO reuniéndonos. 
No necesito decirles cuántas de nuestras iglesias están dolidas ahora mismo. O cómo la mayoría de nuestras comunidades están experimentando una necesidad sin precedentes. En esta extraordinaria hora, los pastores necesitan estar enfocados en su gente, y las iglesias necesitan estar enfocadas en sus comunidades. Interrumpir nuestros esfuerzos para hacer un costoso viaje a Orlando simplemente no parece lo correcto. En este momento, mantener el Evangelio sobre todo significa quedarnos donde estamos para ministrar a aquellos que nos necesitan. 
Permítanme animarlos a considerar la reubicación de los recursos que pudieran haberse gastado en llegar a la Convención, ministrando a la gente en crisis. En The Summit Church hemos decidido usar el dinero que íbamos a gastar en enviar mensajeros a Orlando en ayudar a pastores bivocacionales y a plantadores de iglesia a cubrir la nómina durante las siguientes varias semanas. Estoy acudiendo a otras iglesias para que se nos unan en esto si ellos pueden. El apóstol Pablo nos dice en Gálatas que llevar a cabo la ley de Cristo significa llevar las cargas de nuestros hermanos y hermanas, llevando juntos la carga con ellos. 
Permítanme también animarlos a considerar maneras en las que su iglesia puede bendecir su comunidad en esta época difícil. Ustedes pudieran considerar hacer una donación a su centro local de recursos para embarazo, por ejemplo, ya que ellos nos dicen que, en tiempos como este, la tasa de abortos sube. Ustedes pudieran donar a los muchos bancos de alimentos que ayudan a alimentar a niños en necesidad debido al cierre de las escuelas. Ustedes podrían acercarse a organizaciones locales que se enfocan en los marginalizados y los vulnerables y simplemente preguntar: “¿Qué podemos hacer para ayudar?” 
La iglesia es la manifestación de Dios en la comunidad, un cuerpo que visiblemente demuestra el amor de Dios por el mundo. Cuando nuestra comunidad se duele, carguemos sus cargas con ellos. 
El trabajo de la SBC puede continuar sin la reunión. ¿Por qué? Porque el centro de operaciones de la SBC no está en Nashville u Orlando, ni es el principal impulso para el ministerio que sucede en la plenaria de la Convención. El centro de operaciones de la SBC está en la iglesia local. Nuestra fortaleza está en los púlpitos y las bancas. Nuestros ministerios continuarán. 
Aunque estemos en cuarentena, la Gran Comisión no lo está. Nuestro Evangelio es más relevante y necesario que nunca. El Evangelio literalmente significa “buenas nuevas,” y las buenas nuevas son mejores cuando la vida está más oscura. Cuando otros ídolos de este mundo prueben ser irremediablemente insuficientes, nuestro Evangelio ofrece una esperanza más alta que los cielos, una esperanza más profunda que cualquier recesión, una esperanza que sobrevive a la muerte misma. Por eso es que debe permanecer sobre todo. 
Lo que es más, nuestro Evangelio nos enseña exactamente qué hacer en tiempos como estos. Servimos a un Salvador que corrió hacia la tragedia, no se alejó de ella. Cuando nosotros estábamos muertos en nuestros pecados, él dejó el cielo para entrar a nuestro sufrimiento, lo tomó sobre sí y nos libró de él. Eso significa que nosotros los que lo conocemos y lo amamos, en un momento como este, avanzamos en fe, no retrocedemos en miedo, hacia el autosacrificio, no a la autopreservación. 
Históricamente, sabemos que la iglesia está en su plenitud en tiempos como estos. Es cuando el poder del Evangelio realmente comienza a brillar a través de ella. Este es un momento extraordinario para el Evangelio. 
El historiador Rodney Stark describe cómo Dios usó un momento como este al comienzo de la iglesia para expandir el Evangelio de maneras sin precedentes.  
En el 250 d.de C, una enorme plaga azotó el imperio Romano y mató un promedio de 5,000 personas cada día. En este tiempo los cristianos eran menos del 2 por ciento de toda la población. Sus números estaban creciendo, pero estadísticamente hablando, eran casi insignificantes. 
Sin embargo, a pesar de sus números, su respuesta a esta pandemia ganó admiración y un mayor seguimiento. Dionisio, obispo de Corinto, reportó:  
“La mayoría de nuestros hermanos cristianos mostraron un inmenso amor y lealtad, nunca se escatimaron a sí mismos y pensaban solamente los unos en los otros. Haciendo caso omiso del peligro, se encargaron de los enfermos atendiendo sus necesidades y los ministraron en Cristo, y con ellos dejaron este mundo serenamente felices. … muchos, al cuidar y curar a otros, transfirieron su muerte a sí mismos y murieron en su lugar.” 
Afuera de la iglesia, la situación fue muy diferente. Continuó Dionisio:  
“Sin embargo, con los no cristianos fue todo lo contrario. Ellos dejaron a aquellos que comenzaban a estar enfermos, y huyeron de sus más queridos amigos. Rechazaron cualquier participación o compañerismo con la muerte; pero que, con todas sus precauciones, no les fue fácil a ellos escapar.” 
Stark inclusive señala, con evidente ironía, que la tasa de muerte para los cristianos en muchas de esas plagas fue realmente menos que la de aquellos que simplemente huyeron. ¡En algunos casos, tanto como la mitad! 
¿Por qué? Algunos analistas dicen que fue debido al fuerte sentimiento de comunidad, su rechazo a someterse a la desesperación, su compromiso a cuidarse los unos a los otros y su fuerte esperanza de cara a la muerte. En otras palabras, a través de su disponibilidad para abrazar la muerte, encontraron la vida. 
Andy Crouch explica por qué esto llevó a una explosión en la iglesia en los años siguientes:
“[Si fueras un romano del primer siglo], después de haberte recuperado de la plaga, ¿dónde te gustaría adorar? ¿En el templo pagano cuyos sacerdotes y benefactores élite habían huido a la primera señal de los problemas? ¿O en la casa de los vecinos que te trajeron comida y agua, cuidado e interés, a gran riesgo para sí mismos?
“Cuando esta plaga haya pasado, ¿qué recordarán nuestros vecinos de nosotros? ¿Recordarán ellos que los cristianos tomaron una acción inmediata y decisiva para proteger al vulnerable, inclusive a un gran costo personal y organizacional? ¿Recordarán ellos que, al estar preparados y libres de pánico, la familia de sus vecinos cristianos pudo visitar al necesitado (al tiempo que se protegían ¡manteniendo una distancia social apropiada!), y proveyeron para sus necesidades y brindaron esperanza?”
 
La forma en que nos conduzcamos en este momento demostrará al mundo que realmente creemos en el Evangelio. Nuestra teología va a estar expuesta. Así que, asegurémonos de ser testigos fieles. 
Pueda que estemos viviendo a través de un día muy nuevo. Pero Dios promete que nos da nuevas misericordias para los nuevos retos. Él nunca se queda sin suministros; los estantes de sus riquezas celestiales nunca están vacíos, y sus ángeles nunca se enferman. Pidámosle gracia para enfrentar este reto. 
Nuestra Convención ofrece múltiples posibilidades para enviar alivio a otros. Por ejemplo:
Visiten SendRelief.org para obtener ideas de ministerios para su iglesia.
Llamen a su estratega misional de la asociación y averigüen cuáles iglesias necesitan su ayuda y cuáles necesidades hay en su comunidad. Nuestro propia AMS, Marty Childers, nos ha dado maneras específicas en las que podemos servir a otras iglesias en nuestra área.
Asegúrense de que las personas mayores y los vulnerables en su propia comunidad están siendo cuidados. Muchos ancianos en nuestras comunidades no pueden salir para poder llenar sus necesidades básicas. Muchos trabajadores por horas han sido despedidos, y algunas proyecciones de desempleo alcanzan hasta el 30 por ciento. Asegúrense de que los vulnerables y los necesitados en su comunidad están siendo cuidados. Y comiencen en la iglesia. Se dice que la iglesia en Hechos NO tenía necesitados en medio de ellos.
Permitamos que eso sea también verdad entre nosotros. Y dejemos que ese amor por la “viuda y el huérfano” entonces se derrame en la comunidad más extensa. Como el emperador romano Julián genialmente se quejó de los cristianos de ese tiempo, que se diga de nosotros: “¡Ellos tuvieron cuidado no solamente de sus propios pobres sino de nosotros también!”
Manténganse dando a su iglesia local. La generosidad es frecuentemente una de las primeras víctimas de un amedrentamiento como este. Nuestro Dios es Dios de abundancia, aun en tiempos de escasez. Él está, aun ahora, llamándonos a abrir las manos de manera que él pueda incrementar nuestra semilla para cosechar.
Hábleles a todos de Jesús. Sus vecinos están asustados. Muchos no tienen esperanza. Se hacen preguntas — acerca de la vida y la muerte y lo que pasa después — que generalmente se esconden en lo profundo. Como creyentes, tenemos respuestas a esas preguntas. Dios tiene algo entre manos. Tenemos que ser fieles estando en nuestro puesto señalando el camino.
Ha sido mi privilegio esforzarme junto con ustedes este último par de años para mantener el Evangelio sobre todo. Así es como creemos que podemos llevar a cabo eso en los días por venir. Dios nos ha dado un nuevo reto, y como lo promete, estamos confiados de que Él nos dará la gracia suficiente para ese reto. 
Estoy orando por ustedes, y mi oración es que cuando nos podamos reunir en Nashville en 2021, nos encontremos más fuertes que nunca y regocijándonos de que el Señor estuvo con nosotros. Como William Carey fenomenalmente dijo, el futuro es siempre tan brillante como las promesas de Dios. Eso es verdaderamente brillante.
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  • Por J.D. Greear