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Carta para los Bautistas del Sur


Queridos bautistas del sur:

Nuestro trabajo como bautistas del sur está sano y salvo alrededor del mundo. Aunque la pandemia mundial del coronavirus (COVID-19) está afectando nuestras vidas e iglesias, el Señor está usando esta fuerza amenazadora para abrirnos puertas para compartir las Buenas Nuevas de Jesucristo con todo el mundo. Mientras las comunidades, las ciudades e inclusive los países están desacelerando hasta la paralización, el Señor todavía reina con todo su poder y gloria.

Nuestras iglesias y pastores están trabajando de manera incesante ministrando a su propia gente en necesidad, y también respondiendo a las necesidades emergentes de la gente en sus respectivas comunidades. Quiero asegurarles que nuestras asociaciones, convenciones estatales y entidades nacionales están ocupadas haciendo lo mismo.

Aunque estamos operando de maneras diferentes y nuevas en estos tiempos inciertos, estamos en comunicación continua los unos con los otros. Nos estamos entregando a nosotros mismos para ayudar a nuestras iglesias, comunicándonos con nuestros pastores y alentándolos, y haciendo nuestro trabajo en forma más enfocada como nunca antes.

Dios está usando esta pandemia mundial para juntarnos y para que nos comuniquemos los unos con los otros regularmente, y para afinar nuestro enfoque como nunca antes. Estamos haciendo todo lo que podemos con todo lo que Dios nos ha confiado para llevar adelante el Evangelio de Jesucristo a cada persona en cada pueblo, cada ciudad, cada estado y cada nación.

Dios está abriendo el corazón de los perdidos y desesperados como nunca antes. Él está llamando a la gente para sí como nunca antes. La urgencia de alcanzar a cada persona para Jesucristo nunca ha sido más apremiante en nuestra generación. Lo que sea que Dios está haciendo y lo que sea para lo que Dios quiere usar estas circunstancias sin precedentes en nuestra generación, tenemos que ser más consistentes en la oración como nunca antes.

Le agradecemos a Dios por la bendición de la tecnología debido a que las circunstancias han impedido que la mayoría de nuestras iglesias se reúnan en persona. No sabemos cuánto más esto va a ser necesario, pero sabemos que Dios está atrayendo a la gente para sí, cuando las iglesias están viendo grandes cantidades sintonizándose en línea, y la cosecha del perdido está ocurriendo.

Muchas de nuestras iglesias están comenzando a transmitir sus cultos en vivo, uniéndose a aquellos que ya han adoptado la tecnología. Otras iglesias y los sistemas de apoyo a cada nivel de la obra bautista del sur están ayudando a que esto sea posible.

Permítanme compartir una actualización de todo lo que hemos visto en medio de este rápido cambio mundial:

— El jueves, 12 de marzo, muchos de nuestros líderes bautistas del sur se unieron a mí para designar el domingo, 15 de marzo, día de oración por la epidemia mundial del Coronavirus (COVID-19). La respuesta fue maravillosa. Los comentarios a nuestro Día de Oración alcanzaron más de 1.1 millón de persona vía Facebook la semana pasada. Esta respuesta sin precedente de parte de nuestra gente e iglesias demuestran cuánto reconocemos que debemos clamar a Dios en estos tiempos de incertidumbre. Sin embargo, la oración no necesita cesar o ni siquiera languidecer (se nos dice en 1 Tesalonicenses 5:17 que “oren sin cesar”).

Cada uno de nosotros personalmente — y nuestras iglesias colectivamente — debe aumentar la oración. Juntos, este es un tiempo para que practiquemos la extraordinaria oración y busquemos al Señor. Nos unimos a aquellos que se han ido antes que nosotros clamando estas palabras a Dios: “¡No sabemos qué hacer! ¡En ti hemos puesto nuestra esperanza!” 2 Crónicas 20:12

— Pastores y líderes, comuníquense con la gente continuamente y hagan todo lo que puedan cada domingo, con todo ustedes tienen que hacerlo, predicar la Palabra de Dios, compartir las Buenas Nuevas de Jesucristo, y hacer un llamado a la gente para que siga a Jesús. Sí, la gente necesita a Jesús, y la gente necesita a Jesús ahora.

Sirvan a su iglesia, cuiden a la gente, animen a las familias que están pasando más tiempo los unos con los otros, y busquen oportunidades para ministrar a la gente en su comunidad. Un pequeño acto de bondad y compasión puede abrir puertas para compartir a Jesucristo con ellos. También puede ajustar su entendimiento de quién es su iglesia y de qué se trata su iglesia.

— Iglesias que ayuden iglesias es también muy importante. Puede que haya iglesias en su región inmediata a las que su iglesia tenga la habilidad de ayudar financieramente a través de esta crisis. Sea que estén ayudando a un pastor y/o a una iglesia que esté en necesidad, hagamos todo lo necesario para recordarles a todos: Estamos en esto juntos y lo superaremos juntos.

— A todos nosotros como bautistas del sur, por favor recuerden orar y apoyar a nuestros 3,700 misioneros (y sus 2,880 hijos), que están haciendo todo lo que pueden para llevar el Evangelio a las personas afuera de Estados Unidos. Adicionalmente, oren y apoyen a nuestros 5,017 misioneros acá en Norte América. Aún más, por favor no olviden orar y apoyar a los más de 3,500 capellanes respaldados.

Mientras la Junta de Misiones Internacionales y la Junta de Misiones Norteamericanas están enfrentando desafíos sin precedentes, nuestros seis seminarios ahora se preparan para entrenar a más de 23,800 seminaristas vía tecnología después de dejar de recibir la instrucción en el campus por el resto del semestre. Nuestras otras entidades nacionales y cada una de las convenciones estatales y asociaciones están tratando de ministrar de maneras que nunca han usado antes. Cada uno de nosotros necesita la sabiduría de Dios, el discernimiento del Espíritu Santo en la toma de decisiones, y el valor de enfrentar estos tiempos con fe, perseverancia y esperanza. Que esta crisis mundial nos conceda a cada uno de nosotros perspicacia e innovación en el ministerio que de otra manera no adquiriríamos.

Finalmente, en tiempos como este, necesitamos la mano de Dios sobre nosotros como nunca antes. Los cimientos de nuestra nación han sido sacudidos, el miedo a lo desconocido está siempre presente, y la desesperación se eleva en todo el planeta. Estamos orando que las iglesias bautistas del sur se levanten con la decisión confiada de que Dios tiene en mente algo grande en medio de nosotros.

Que sea este un momento generacional en el que el Señor reavive su iglesia en Estados Unidos, y su Espíritu inicie el siguiente Gran Despertar en los Estados Unidos de América. Que se establezca una nueva vía de avance para nuestra nación de muchas maneras, y que nuestro corazón se enfoque como nunca antes en alcanzar a cada persona para Jesucristo en cada pueblo, cada ciudad, cada estado y cada nación.

Estamos orando por ustedes.

Ahora es el tiempo de liderar,

Ronnie W. Floyd
Presidente y director ejecutivo
Comité Ejecutivo de la SBC
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