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Para los traumas de abuso sexual, las iglesias tienen que ser ‘confiables’


NASHVILLE (BP) — Intentos de suicidio, sobredosis de drogas, odio hacia Dios y años de adolescencia arruinados están entre los efectos del abuso sexual descritos el 11 de febrero en un reporte del Houston Chronicle sobre abuso sexual entre los bautistas del sur.

Dos expertos en salud mental de los bautistas de sur dicen que los efectos del abuso sexual en niños y adolescentes son en realidad peor de lo que el Chronicle describió. Ellos también dicen que las iglesias y los pastores pueden mitigar los efectos con rápidas respuestas bíblicas y sabias.
“Hay muchos más” efectos de abuso “que los que se describen en el artículo,” dijo Chuck Hannaford, psicólogo clínico de Memphis, Tenn. A veces, los niños y adolescentes abusados “tienen miedo de ser tocados”. Algunos se involucran en promiscuidad sexual. Ellos pueden tener trastornos de hábitos — morder, mecerse, jalarse el pelo.
“A veces pueden ser agresivos porque están manteniendo este asunto adentro. Infligirse lesiones a sí mismos, problemas de comportamiento, problemas para dormir. Se puede recorrer la lista. Ellos van a tener todo lo que esté dentro del contexto del diagnóstico del Desorden del Stress Postraumático,” dijo Hannaford a Baptist Press. “Es un evento muy traumático que puede causar impactos negativos que cambian la vida.”
El Chronicle dijo que sus investigaciones sobre el abuso sexual entre los bautistas del sur habían revelado aproximadamente 380 instancias desde 1998 — incluyendo más de 250 desde 2008 — de “aquellos que fueron condenados, creíblemente acusados y exitosamente demandados, y aquellos que confesaron o renunciaron.”
Los delitos han dejado más de 700 víctimas, declaró el periódico.
Citando la traducción que hace la Biblia Amplificada de Mateo 18:1-6, Hannaford describió a los niños como “confiados, humildes e indulgentes.” Abusar de los niños es horrible porque eso “cambia la manera en que ellos piensan de ellos mismos, la manera en la que piensan de Dios y de las relaciones interpersonales. Y a menudo estos niños sienten lo que nosotros llamamos el ‘el síndrome de las cosas buenas dañadas’ — ellos se sienten sucios.
A largo plazo, el abuso sexual en la niñez puede dar como resultado que los abusados experimenten problemas sexuales en sus propios matrimonios, se conviertan en padres sobreprotectores, mantengan a otras personas a cierta distancia e incluso se conviertan en abusadores ellos mismos, dijo Hannaford, quien sirvió en el Grupo de Consejería de Salud Mental del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur. A veces, las víctimas no se dan cuenta de que su comportamiento dañino viene del abuso que sufrieron cuando eran niños.
Dale Johnson, profesor asociado de consejería bíblica en el Seminario Teológico Bautista Midwestern, declaró que “todos” los que han sufrido abuso “sobrellevan algunos síntomas o efectos a largo plazo que a menudo llevan tiempo para ser superados, porque cuando se habla de abuso sexual, es tan íntimo que ello toca muchísimos aspectos del ser de una persona.”
La primera forma de mitigar los efectos del abuso sexual en la niñez es reportar el abuso a las autoridades policiales, dijo Johnson. Hannaford señaló que la ley en todos los 50 estados requiere que los pastores reporten los presuntos abusos a niños.
Después de que los reportes apropiados se hayan hecho, dijo Johnson, las iglesias tienen que ayudar a las víctimas a entender que los actos hechos a ellos fueron malvados y que no son su culpa. “Si estamos consintiendo [el abuso], su mundo permanece bastante confuso en cuanto a qué es bueno y qué es malo.”
Las iglesias además tienen que construir redes alrededor de las víctimas de abuso compuestas de creyentes “que sean de apoyo, afectuosos, confiables de manera que podamos comenzar a ver que ocurre una verdadera redención para alguien que ha sido tan violentado,” dijo Johnson, director ejecutivo de la Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados. El “ministerio de presencia” es vital.
Hannaford instó a las iglesias a crear grupos de apoyo para las víctimas de abuso sexual para comunicar amor y decirles a las víctimas que ellos no tienen que sentirse avergonzados por lo que pasó. El cuidado de parte de una iglesia local debería incluir la referencia de la víctima a los proveedores del cuidado de salud mental que pueden ayudar a identificar mecanismos insanos de afrontamiento.
Los pastores sin entrenamiento especializado en el cuidado de víctimas de trauma deben referir siempre a las víctimas de abuso sexual a profesionales de salud mental, y no tratar de proveer todo el cuidado ellos mismos, dijo Hannaford. Abordar el abuso con un “enfoque hiperespiritual” o una falta de entrenamiento puede hacer que la recuperación de una víctima se retrase.
“La mayoría de las veces,” dijo Hannaford, los individuos que fueron abusados sexualmente siendo niños o adolescentes van a requerir “meses de consejería regular, a veces años” dependiendo de “la intensidad del tratamiento” que pueda ser necesitado.
Sobre todo, señalaron Johnson y Hannaford, la manera más importante para ayudar a víctimas de abuso menores de edad es reportar sus alegaciones a las autoridades. Las iglesias además tienen que poner en efecto medidas de protección, incluyendo la averiguación de antecedentes, para prevenir abusos en primer lugar.
“La iglesia tiene que hacer todo lo que pueda para proteger a los niños y ofrecer algún tipo de ayuda para miembros que han experimentado [abuso],” dijo Hannaford. Los líderes de las iglesias “deben ser procesados si ellos saben de alegaciones de abuso y no las reportan” a las autoridades legales.

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  • Por David Roach