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EDITORIAL: Llevando mi salvación hasta lo último de la tierra, Parte I


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

GRAPEVINE, Texas (BP) — Cuando hablamos de nuestra salvación; nos referimos a la salvación que tenemos en Cristo Jesús, el Hijo de Dios. En Hechos 13:47 Pablo explica este mandato: “Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.”

Vemos que la salvación en Cristo es la luz que este mundo necesita para ir al cielo. Pablo describe la salvación claramente en I Corintios 15:1-4: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;”

Es decir que el evangelio que proclamamos es una salvación eterna que es exclusivamente y únicamente en Cristo Jesús. Cristo no es el mejor camino para llegar a Dios o para ir al cielo; sino que Cristo es el único camino para llegar a Dios y para ir al cielo.

Juan 14:6 dice — Jesús le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”

Hechos 4:12 dice — “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

La salvación empieza con la convicción del Espíritu Santo sobre la vida de uno. En la vida de un bebé; cuando ese niño pequeño está creciendo, está en un estado de inocencia espiritual. Pero llegará el momento en que conocerá entre el bien y el mal. Y cuando ese tiempo llegue, es tiempo para que ese niño sepa que Cristo debe ser el Salvador de su vida.

Cuando estábamos en España como misioneros, mi hija Ángela, al tener ella dos años y meses, yo le di una mañana un vaso de leche. El suelo era de mosaico y bebiendo ese vaso de leche se le resbaló y calló; había leche y vidrios rotos por todos lados.

“Ángela no te muevas, te vas a hacer daño.”, le dije. Sabéis lo que estaba haciendo ella; riéndose y pidiéndome que le diera otro vaso para romper.

Pero cuanto ella tenía unos 6 años lo mismo pasó. Oí el vaso romperse y le dije: “¿Ángela, que ha pasado? ¿Ángela, dónde estás?” ¿Sabéis donde estaba mí hija? Estaba en mi despacho debajo de mi escritorio. Cuando la vi y ella me vio, dijo: “Papá, papá lo siento mucho, no quería romper el vaso, perdóname.” “No te preocupes, no pasa nada, sal de allí, sé que fue un accidente.”, fue mi respuesta. Pero pronto hablé con mi esposa y le dije: “Ya es tiempo de hablarle a Ángela sobre la salvación, porque ella ya sabe entre el bien y el mal.”

Así es el Espíritu Santo, empieza a poner una convicción espiritual profunda sobre la vida de uno cuando hemos hecho algo mal en nuestras vidas y lo sabemos.

Juan 16:8 dice — “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia, y de juicio. De pecado por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más, y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”

La salvación en Cristo es una transformación espiritual, no es una reformación espiritual. La conversión tiene que ver con el arrepentimiento. Es un cambio interno no un cambio externo.

Cristo empezó esa proclamación diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1:15

Y Pablo matizó diciendo: “… que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Romanos 10:9 y 10

Cuando la convicción del Espíritu Santo cae sobre la vida de una persona y cuando esa persona se arrepienta de su pecado; creyendo en su corazón que Cristo es el Salvador de su vida y confesando con su boca que Cristo es la única salvación, entonces eso produce una experiencia sobrenatural que llamamos nacer de nuevo. Y esa es la salvación que debemos llevar hasta lo último de la tierra. Queremos que todas las naciones y tribus, y pueblos y lenguas de este mundo lleguen a conocer la salvación de Cristo Jesús en sus vidas. ¡Comparta las buenas nuevas de Cristo con alguien hoy!

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  • Michael A. Gonzales