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EDITORIAL: Cuando un Cristiano muere físicamente


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

HOLLYWOOD, Fla (BP) — Recientemente, mientras presidía el funeral de uno de los diáconos de nuestra Iglesia, varios no creyentes en el servicio de memorial estaban admirados porque cantábamos con gran entusiasmo, himnos llenos de fe y de esperanza.

La respuesta como les expliqué, es que los Cristianos miramos las cosas con los ojos de la fe, basados en las promesas de la Escritura.

Pablo nos recuerda:

“Al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18 NBLH).

Sin embargo, nos preguntamos ¿Qué es la muerte física?

La muerte física es una de las consecuencias del pecado que heredamos de nuestro padre Adán. Esta posee un aspecto espiritual y eterno.

La Escritura nos dice:

“Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron” (Romanos 5:12).

“Porque si por la transgresión de un hombre, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de un Hombre, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Romanos 5:17).

“Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

Puesto de una manera simple, la muerte física es la separación del alma del cuerpo.

El alma en la Escritura se la conoce como el aliento de vida, el corazón, la persona en sí (psyche, nefesh, ruach, chai). Sin embargo, en el período intertestamentario se la conoció de una manera particular como athanatos (la parte del ser que no muere). Por tanto, la muerte física es la separación del cuerpo y del espíritu.

En el Antiguo Testamento encontramos lo que dice Eclesiastés:

“Entonces el polvo volverá a la tierra como lo que era, Y el espíritu (v’haruach) volverá (tashuv) a Dios (El Ha Elohim) que lo dio” (Eclesiastés 12:6-8).

De manera que la muerte física no es aniquilación, es sencillamente que el espíritu ha vuelto a Dios que lo dio. Alguien pregunta ¿Dónde están los creyentes que mueren en el Señor? La respuesta es (tashuv El Ha Elohim), han vuelto a Dios, ellos están delante de Él.

Eso es lo que vemos cuando Esteban el creyente estaba a punto de morir:

“Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió” (Hechos 7:59-60 RVR1960).

Como podemos apreciar Esteban estaba consciente y descansando en que el Señor Jesús recibiría su espíritu.

La Biblia, nos dice que cuando un creyente muere físicamente es llevado por ángeles a la presencia del Señor. En los evangelios leemos “Sucedió que murió el pobre (Lázaro) y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham” (Lucas 16:22 NBLH).

Sin embargo, el incrédulo cuando muere va a esperar a un lugar de tormento llamado el Hades, siendo reservado para el día del juicio, y luego la separación eterna de Dios en un lago de fuego, el cual es la muerte segunda.

“Y murió también el rico y fue sepultado’ (Lucas 16:22b, 23). En el Hades (la región de los muertos) el rico alzó sus ojos, estando en tormentos”.

El mensaje y Fe Bautista del 2000 nos recuerda en el artículo X sobre “Las Últimas Cosas” que:

“De acuerdo a su promesa, Jesucristo regresará a la tierra en gloria de manera personal y visible; los muertos resucitarán; y Cristo juzgará a todos los hombres en justicia. Los injustos serán consignados al Infierno, el lugar del castigo eterno. Los justos en sus cuerpos resucitados y glorificados recibirán su recompensa y morarán para siempre en el Cielo con el Señor.”

Así que cuando un creyente muere, va a presentarse de manera inmediata al Señor (Lucas 24:43; Filipenses 1:23; Apocalipsis 7:15 ), y luego regresará con el Señor para recibir un cuerpo resucitado (Daniel 12:2) y para entrar en su Reino eterno, en cielos nuevos y tierra nueva, donde mora la justicia.

Aquellos que nos precedieron están preparados, la pregunta es ¿si tú, lo estás?

A ellos les gustaría que tu disfrutes con ellos por toda la eternidad. ¿Estás listo para recibir por la fe a Jesucristo como tu Señor y Salvador? Te animo a que si todavía no lo haz hecho invoques el nombre del Señor, pues todo aquel que lo solicite será salvo (Hechos 2:21; Romanos 10:13).

    About the Author

  • Peter Citelli

    Peter Citelli es el Presidente del Compañerismo de Iglesias Hispanas para el Gulf Stream Baptist Association y el Pastor de la Iglesia Bautista Miramar en West Park, Florida.

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