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EDITORIAL: Viaje con propósito


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

SPRINGFIELD, Tenn. (BP) — Podemos viajar por varias razones y de muchas formas. Viajamos por vacaciones, trabajo y/o exploración. Unos son de repente, otros planificados y algunos espontáneos. Cortos ó largos. Unos solo ó acompañados. La vida es un viaje y con varias paradas. Al viajar, si coinciden la preparación con la oportunidad pueden pasar cosas muy buenas.

Jesús nació en Belén durante el reinado de Herodes. La Biblia habla que después de su nacimiento, hombres sabios probablemente de Babilonia, emprendieron un viaje con propósito. No sabemos exactamente cuántos eran. La tradición habla de tres y hasta les da sus nombres. La Biblia no afirma ninguno de estos detalles.

Estos estudiantes de astrología y líderes influyentes por su sabiduría habían sido inquietados por una estrella que observaron. Hicieron un largo viaje desde Mesopotamia cruzando el continente. Posiblemente les tomó de uno a dos años. Piense por un momento en el esfuerzo de trasladarse por tanto tiempo. Considere la preparación que tuvieron antes y después de ver la estrella. Estos conocían las profecías. Demostraron al viajar de esta manera un gran despliegue de fe.

Primero, llegaron a Jerusalén preguntando “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?” El nacimiento de este rey tendría un impacto mundial, no solo para los judíos sino también para los gentiles como nosotros. Este Mesías vendría por medio de Israel como un regalo de Dios a las naciones. Estos gentiles habían visto su estrella y querían adorarle.

El descubrimiento de aquellos sabios perturbó a Herodes profundamente. Él no quería adorarle ya que este nuevo rey lo consideraba su competencia. Convocó a los viajeros a una reunión privada para enterarse del momento en el que había aparecido la estrella por primera vez. Quería usar a estos hombres sabios para determinar el lugar exacto de su nacimiento. Así, podría eliminar la esperanza de su sucesor. Les dijo: “Vayan a Belén y busquen al niño con esmero. Cuando lo encuentren, vuelvan y díganme dónde está para que yo también vaya y lo adore.” Jesús seguramente tenía por lo menos un año de nacido cuando los magos llegaron.

Después de aquella interesante reunión, los sabios siguieron su camino. La estrella que habían visto en el oriente los guió hasta Belén. ¡Qué fe y confianza en las promesas de Dios deben haber tenido estos hombres al viajar de esta manera! Su destino no era un lugar. Era una persona y usted conoce Su nombre.

Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría! ¡Qué emocionante debió haber sido esta experiencia! Entraron a la casa y vieron al niño con su madre, María. Al verlos sabemos su respuesta: “Se inclinaron y lo adoraron”. En actitud de reconocimiento a la presencia del Rey de reyes, estos hombres sabios abrazaron el destino que Dios les había presentado. Pienso en las distintas reacciones que tenemos al hacer nuestros viajes personales. Estas no se comparan con encontrarnos con el Mesías. Viajar por este mundo para adorar al dador de la vida es nuestro mayor propósito.

Luego, los magos abrieron sus cofres de tesoro. Dar es parte de nuestra adoración. Podemos dar sin adorar, pero es imposible adorar a Dios sin dar. Aquellos viajeros transeúntes le dieron regalos de oro, incienso y mirra. Estos eran instrumentos de comercio comunes en aquella época. María y José deben haberse sorprendido por este acto tan hermoso. Estos regalos seguramente serían muy útiles en el sostenimiento de la familia al tener que huir luego a Egipto. ¡Dios es fiel en sostener a sus hijos!

Cuando llegó el momento de irse, aquellos hombres volvieron a su tierra por otro camino. Para los extranjeros desobedecer un rey tan cruel como Herodes en este tiempo era muy peligroso. Sin embargo, Dios les advirtió en un sueño y por fe le siguieron. Demostraron que confiaban más en Dios que en Herodes.

El futuro es un misterio. Un nuevo año está delante de nosotros. No sabemos que puede suceder en el 2018. Pero si nuestro viaje tiene como destino al Maestro, no tenemos nada que temer. Levántate y prepárate para encontrar a Jesús en tu camino este nuevo año. Búscale con intencionalidad y prontamente. Nuestra agenda en este mundo es breve. Prepara tu vida para viajar con un propósito divino. ¡Que arranquen los motores! Asegúrate de tener puesto tu cinturón de seguridad. Un nuevo segmento de este viaje ha comenzado. Encontrarás turbulencia. No temas. Al encontrar tu destino, regocíjate. Adórale y dale lo mejor que puedas dar a Dios. Ese será un viaje con propósito.

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  • Luis R. López

    Luis R. López es Director Asociado de Misiones y Trabajo Étnico de la Asociación Bautista del Condado de Robertson en Tennessee.

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