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EDITORIAL: ¿Es la Escritura suficiente?


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a http://www.bpnews.net/espanol.

HOLLYWOOD, Fla. (BP) — En cierta ocasión escuche a un pastor opinar que la exposición de la Biblia no es suficiente para la edificación de la Iglesia local, sino que es más bien un obstáculo. La idea que proponía dicho líder, es que tenemos que simplificar el mensaje de modo que podamos ser más aceptables a la cultura contemporánea.

Las palabras que este líder expresó, se han convertido en una tendencia popular en nuestros días.

Hay iglesias en la actualidad, que con el deseo de volverse más agradables a sus audiencias, han minimizado tanto el mensaje de la Biblia que sus congregaciones nunca llegan a la madurez espiritual. Padecen de anemia espiritual, porque no son alimentados apropiadamente con la Palabra de Dios.

El apóstol Juan nos recuerda:

“Les he escrito a ustedes, padres, porque conocen a Aquél que ha sido desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al maligno” (1 Juan 2:14-15 NBLH).
La única manera de conocer íntimamente a Dios el Padre y a nuestro Señor Jesucristo, y la forma insuperable de llegar a ser fuertes y capaces de vencer las tentaciones del maligno, está relacionada con nuestra alimentación de la Palabra de Dios.

De manera, que debemos de tener cuidado de no minimizar la importancia de la Escritura en la edificación de la Iglesia.

La Escritura es suficiente para dar al hombre la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús, y es capaz de educar al creyente llevándolo a la madurez y al cumplimiento de su misión en Cristo (cp. Efesios 2:10; 2 Pedro 1:3).
Pablo le dijo a Timoteo:

“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17 LBLA).

El testimonio de la Iglesia primitiva en el Nuevo Testamento demuestra que los apóstoles no descansaron en la sabiduría de sus días para la edificación de las Iglesias, sino en el poder de la exposición de Palabra de Dios.

Pablo dice a los Corintios:

“Por eso, cuando fui a ustedes, hermanos, proclamándoles el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría. Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y Este crucificado” (1 Corintios 2:1-2 NBLH).
Pablo no descansó en su conocimiento de la cultura de sus días, sino en el testimonio de Dios (1 Corintios 2:13).

Su éxito ministerial no fue el producto de su estrategia para ser relevante, sino que fue el resultado directo del poder de la Palabra de Dios.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir (juzgar) los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12 NBLH).

Pablo descansó en la habilidad de la Palabra de Dios para edificar a los creyentes.

“Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificaros y daros la herencia entre todos los santificados” (Hechos 20:32 LBLA).
Santiago nos recuerda que la Palabra de Dios, es la base sobre la cual el Espíritu Santo produce el nuevo nacimiento, provocando el arrepentimiento y la fe.

“En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18 LBLA).

Pedro nos dice que debemos tener un gran afecto por la Palabra, siendo que esta produce nuestro crecimiento espiritual.

“Deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación” (1 Pedro 2:2 NBLH).

El Dr. Albert Mohler acertadamente ha dicho:

“En demasiadas iglesias, la Biblia ha sido silenciada. En muchos servicios, la lectura pública de la Escritura ha sido abandonada, y el sermón ha sido marginado, reducido a un breve devocional añadido a la música. Muchos predicadores aceptan esto como una concesión necesaria en la era del entretenimiento.”

Sin embargo, debemos recordar que la tarea del predicador es comunicar la Palabra con fidelidad y dejar el resultado a Dios (cp. Isaías 55:11; 1 Corintios 4:2).
Descansemos en la suficiencia de la Escritura para la edificación de su Iglesia.

    About the Author

  • Peter Citelli

    Peter Citelli es el Presidente del Compañerismo de Iglesias Hispanas para el Gulf Stream Baptist Association y el Pastor de la Iglesia Bautista Miramar en West Park, Florida.

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