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De ser miembros de la pandilla de las Cobras a ser seguidores de Cristo


SPRINGDALE, Ark. — El año pasado, varios tiroteos sacudieron a la comunidad de Springdale, Ark.

Después de la muerte de dos jóvenes asesinados en un tiroteo entre pandillas, los anonadados residentes respondieron con una marcha por la paz para mostrar estar en contra de la violencia entre pandillas. Mientras la multitud hizo una breve pausa para guardar silencio, un ex miembro de una pandilla tuvo tiempo para agradecerle a Dios el haberlo rescatado — junto con 14 miembros de su familia — de esa cultura pandillera.

“Si no hubiera conocido a Cristo, yo estaría cumpliendo una sentencia de por vida en la cárcel, o estaría muerto,” dijo Gilbert González, de 28 años de edad. “Cuando estás dentro de ese estilo de vida, tus modelos a seguir son las personas que trafican drogas y los asesinos, como Al Capone o la gente de la mafia.”

De los 16 a los 21 años, González vivió una vida de adicción a las drogas y al alcohol, la violencia y huir de la policía. Su madre y sus tíos, tías, primos y hermanos pertenecían a la pandilla del Rey Cobra, originaria de California. Mudarse a Springdale significaba la oportunidad de un nuevo hogar, aunque con el mismo estilo de vida.

“Nos convertimos en la segunda generación de miembros de una pandilla,” dijo González.

Finalmente, González tocó fondo. Después de haber sido atacado con un cuchillo por segunda vez, un viaje al hospital para rescatar a un pariente cercano víctima de una sobredosis de drogas, sentía que lo seguía una gran pesadumbre por tener que pelear en cualquier lugar al que iba, luchar con sus adicciones a las drogas y al alcohol, y sintió el deseo de hacer lo que pocos hacen: salir de la pandilla.

En el 2013, él y su entonces novia y futura esposa Karen, fueron a la iglesia. Él se bautizó dos semanas después de que ella fuera bautizada. Entonces Dios le dio una carga por su familia. Primero, su madre se convirtió al cristianismo y después su padre. Su hermano mayor Robert, sin embargo, no se iba a rendir tan fácilmente.

“Cuando era niño, me influenciaron las pandillas y las drogas (totalmente lo opuesto de quienes somos ahora),” dijo Robert, de 30 años de edad. “Luego mi hermano Gilbert — el peor de todos nosotros — cambió. Lo vi muy diferente. Seguía hablando de Jesús. Yo le dije, ‘No quiero escuchar eso.’ No hablamos por un par de meses.” Al pasar el tiempo, Robert fue a la iglesia, dijo, solamente para quitarse de encima a su hermano, su madre y su padre. ‘El aceptó a Cristo. “Gilbert no me dejó,” dijo. “Y estoy contento por eso.”

Hoy en día, los cuatro hermanos González y sus esposas, los dos hijos de Robert, su hermana y su novio son miembros de First Baptist Church en Fayetteville.

Durante años — excepto este verano pasado cuando tres de sus hermanos fueron a un viaje misionero internacional — la familia González ha remplazado con un estudio bíblicos sus fiestas con cervezas los sábados por la noche.

Durante el estudio bíblico de agosto, la familia discutió la Gran Comisión en la casa de Robert en Springdale.

Anthony González, de 27 años de edad, un rapero trabajando en un CD cristiano, les contó sobre su experiencia de estar en el escenario en un campamento bíblico en Ecuador.

“Dios me dio la oportunidad de cantar rap frente a más de 200 personas; Dios me dio la confianza en mí mismo,” dijo. “Fue una experiencia maravillosa cantar rap sobre el Evangelio.”

Después del estudio bíblico, la cuñada de Anthony dijo que Dios obró en la familia González incluso desde el 2009, tras las rejas de la prisión — a través de las oraciones de su padre encarcelado — así como fuera de las paredes de la prisión — a través del ejemplo y testimonio de Gilbert y Karen.

Sentada a la izquierda de su padre, la cuñada tradujo el testimonio de su padre, “El primer día que llegué a la prisión me hablaron de Dios,” dijo. “Seguí asistiendo a las reuniones de los creyentes, y dos semanas después acepté a Jesús.”

Mientras cumplía su sentencia de cinco años, Dios le dio una misión: orar por la familia González y ser de testimonio para ellos una vez que saliera de la prisión. Él se “preocupaba” por ellos. “Antes de ir a la cárcel, ninguno de los González era cristiano.” Pero, para cuando ganó su libertad física (hace dos años), la familia González ya tenía la libertad espiritual.

Actualmente, la pandilla Rey Cobra sigue activa en California, pero no así en Springdale porque “ahora todos somos creyentes.”