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EDITORIAL: ‘En el salón de espera con Dios’


LAUREL, Md. (BP) — “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.” (Hechos 1:4)

A mi no me gusta esperar. A muchas personas no le gusta estar esperando. Sin embargo la mayor parte de nuestras vidas es una larga espera. Esperamos para una cita con el médico; los resultados de exámenes médicos; graduación de la universidad; para que cambie la luz del semáforo. Este pasaje son de los 40 días de Jesús en la tierra entre la resurrección y la ascensión. Jesús les dice a sus discípulos tres cosas: “esperen,” “en Jerusalén,” “por la promesa del Padre.” Pero Jesús no les dijo por cuando tiempo tenían que esperar. ¿por qué tenían éstos discípulos y también nosotros que esperar? Quiero sugerir tres razones por la cual Dios nos hace esperar.

Primero, tenemos que esperar para reorganizar nuestras prioridades. El último lugar que los discípulos querían estar era en Jerusalén. Ahí mataron a Jesús. Para ellos, como nosotros, pudieron racionalizar y pensar que era mejor regar las semillas del evangelio fuera de Jerusalén y salir corriendo. Esto suena razonable pero Jesús les dijo, “espera en Jerusalén.” Jesús les iba a mandar poder de Dios para que ellos evangelizaran al mundo. Pero, por ahora, “espera.”

Segundo, tenemos que esperar para mostrar nuestra fe. Muchos que leen éstas líneas, tal vez están pasando por dificultades. Han orado por años esperando respuesta de Dios. Están en el salón de espera con Dios. ¿Se recuerdan de Abraham y Sara? Abraham tenía 75 años cuando Dios le dio la promesa de un hijo. Sara se rio. Y 25 años mas tarde Dios cumplió su promesa. Cuando uno se encuentra en momentos imposibles Dios siempre hace lo imposible.

Tercero, tenemos que esperar para que Dios purifique nuestras acciones. Éstos discípulos muy pronto verían a más de 3,000 personas recibir a Cristo. Muchos escucharían el mensaje en sus propias lenguas. Dios hizo esperar a los discípulos para que la obra grandiosa que Dios iba a hacer no la confundieran con obra de hombre. Dios les llevó a reconocer que necesitan depender de Dios. Les llevó a entender que no entienden nada y les llevó a un lugar para que sepan que no saben nada.

¿Te sientes que estás en espera? Tal vez has esperado por muchos años y no ves respuesta de Dios. ¿Te sientes cansado? Recuerda que Dios nos pone en Su salón de espera pero no nos abandona. Si eres como yo, que siempre tienes que hacer algo, y no puedes estar quieto y “esperar” déjame darte varias sugerencias finales.

— No te pongas ansioso

— No te asustes

— No tomes el asunto en tus propias manos

— Cumple fielmente lo que Dios te dice cada día

— Entrega TU vida al Señor — “Señor, hágase tu voluntad”

Si necesitas hacer algo, ora cada mañana a Dios diciéndole, “Señor ayúdame en éste día hacer tu voluntad con gozo, Amen.”

Te deseo que tengas días gloriosos sirviéndole al Dios que hace lo imposible.