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Abedini: ‘Dios me salvó’ de la muerte en Irán


ASHEVILLE, N.C. (BP) — El pastor estadounidense Saeed Abedini oró durante horas algunas veces para sobrevivir años de abuso e injusto encarcelamiento en Irán debido a su fe cristiana, y describió sus oraciones como un “tiempo maravilloso con el Señor” el cual él disfrutó.

En su primera entrevista con los medios desde que su liberación de una prisión iraní fuera anunciada el 16 de enero, Abedini le habló a Greta Van Susteren de Noticias FOX de la brutal tortura física y psicológica que sufrió durante tres años y medio.

Abedini, de 35 años, describió tres palizas duras en particular, incluyendo una paliza de parte de un prisionero de al Qaeda que casi le quita la vida.

“Fui golpeado con golpes como de muerte,” le dijo a Van Susteren en un lenguaje defectuoso. “Dios me salvó allá.” Durante un juicio fallido, el juez lo encerró en un cuarto donde los guardas lo golpearon tan seriamente con los puños que sufrió hemorragia interna en el estómago. Y otra vez, dijo, fue golpeado en la cara y el cuerpo con una pesada silla de metal.

“Ellos trataron duramente [textual] de dañar mi reputación en Irán así que me pidieron que escribiera y firmara las cosas que yo no hice,” dijo Abedini. “Realmente fue en la sala de un tribunal que el juez cerró la puerta y los interrogadores comenzaron a golpearme, que en ese tiempo comencé a tener hemorragia en el estómago. Me preguntaron las cosas que los prisioneros hacen, para escribirlas, y me negué y ellos, cuando vieron que eso no funcionó, me dejaron ir.”

Él describió los 60 días que pasó en una celda con el marino estadounidense Amir Hekmati, también liberado en el intercambio de prisioneros, tanto placenteros como dolorosos.

“Fue el mejor momento que tuve desde que me arrestaron, verlo a él vivo,” dijo Abedini, mientras describía el dolor que sintió al ver a Hekmati, bajo de peso con los ojos negros. Durante ese tiempo, los dos decidieron animarse el uno al otro.

“Éramos solo él y yo en un cuarto, nada que hacer… por dos meses. Realmente él estuvo allí más de ocho años en el mismo cuarto cuando lo conocí,” dijo Abedini de Hekmati. La dureza del solitario confinamiento endulzó la liberación a otra área de la prisión, dijo.

“Pero después de salir del solitario y ver una persona, con la que podía hablar, fue como el cielo,” dijo Abedini. “Así que fue un buen tiempo.”

Decenas de prisioneros a la vez eran ejecutados los miércoles, dijo Abedini.

“La peor cosa que vi fue que se llevaron a algunos sunitas para ejecución; fue en frente de nuestros ojos, y se llevaron como diez de ellos para colgarlos,” dijo Abedini. “Cada miércoles…colgaban gente, y los llevaban para ejecución. La mayoría de ellos, son sunitas, algunos de ellos prisioneros políticos, y puedo decir que la mayoría de ellos, están allí por su fe.”

Los prisioneros tenían miedo, lloraban, gritaban, llevados a la fuerza de las manos y los pies para ser colgados, dijo Abedini, “como cuando toman un cordero para ser sacrificado.”

Van Susteren entrevistó a Abedini en el Centro de Conferencias Billy Graham en Cove, Asheville, y anunció planes de divulgar porciones de la entrevista en segmentos en las semanas venideras.

A la esposa de Abedini dos veces se le ha retardado verlo desde su excarcelación. Ella canceló los planes de visitarlo en Alemania, donde fue atendido en un hospital militar de EE.UU. antes de su llegada el 21 de enero a EE.UU., para darle más tiempo de recuperarse antes de reunirse con sus hijos Rebekkah y Jacob. Ella le dijo a Baptist Press de los planes de reunirse con él el 25 de enero, pero de acuerdo a reportes de noticias, esa visita también ha sido suspendida, reportó Reuters News.

Naghmeh Abedini no pudo ser contactada hoy (26 de enero), pero ella anteriormente le dijo a BP que estaba ansiosa de pasar tiempo con su esposo y de recibir consejería con él en Cove.

El matrimonio Abedini está tensionado por el encarcelamiento y los correos electrónicos que afloraron y que eran dirigidos solamente a amigos cercanos, en los cuales Naghmeh Abedini acusaba a su esposo de abuso y adición a la pornografía. Ella expresó remordimiento por haber enviado los correos y declinó discutir los detalles específicos del abuso.

“Creo que cuando sea tiempo,” le dijo a BP, “creo que es una historia que necesita ser contada por Saeed, no por mí. Creo que sería mejor no tener nada en que enfocarme ya.”

    About the Author

  • Por Diana Chandler

    Diana Chandler es escritora y editora de asignación general de Baptist Press. BP reporta sobre misiones, ministerio y testimonio llevados adelante mediante el Programa Cooperativo y sobre noticias relacionadas con los intereses de los bautistas del sur nacional y mundialmente.

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