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Teatro renovado será iglesia multiétnica


[SLIDESHOW=39172,39173,39174]HOLLYWOOD, Florida (BP) — Cuando las luces se apaguen en el histórico Hollywood Playhouse del sur de la Florida y el reflector apunte al pastor Martín Vargas, él tiene la intención de que el mensaje sea el centro del escenario: “Dios sabe; él cambia vidas; hay crecimiento en la verdad; y nosotros estamos llevando a cabo la Gran Comisión.”

Vargas, oriundo de República Dominicana, aprecia la visión que Hollywood Playhouse tuvo durante más de seis décadas de llevar teatro en vivo a su comunidad.

Sin embargo, dentro de pocos meses, Iglesia Real, compartirá el evangelio en español, inglés y portugués en el recién renovado teatro y servirá como centro para nuevas iglesias.

“Yo quería plantar una iglesia que fuera doctrinalmente sólida y que tuviera cristianos auténticos,” dijo Vargas. “Si hablan inglés, bien. Si hablan español, bien.”

Al reflexionar sobre el significado de la iglesia, Vargas descubrió el sentido “Real” de cuatro ideas clave: “conocer a Dios, cambiar vidas, crecer en la verdad, y cumplir la Gran Comisión.”

Cuando Vargas vio el antiguo teatro en el 2012 — un edificio saqueado con los tragaluces quebrados — no se desanimó. Él vio un regalo de Dios.

Justo cinco años antes, el teatro había experimentado un refrescamiento restaurativo. Una revista describió la instalación de 1.672 metros cuadrados como un “local de servicio completo” con estudios de grabación y danza, un plató, suites de edición de filmación y taller de diseño.

En el 2004, Vargas dejó un lucrativo negocio para empezar una iglesia en el sur de la Florida. Ocho años después, con la pasión de trasladar la congregación a un lugar donde pudieran tener mayor impacto, él oró por la cantidad de $1.5 millón por la propiedad del teatro de una hectárea con un auditorio para 300 butacas.

El tiempo no era el correcto y pronto el banco que era el propietario de la propiedad la vendió a un hombre de Miami que esperaba restaurar el decadente teatro.

“Era difícil de competir con dinero en efectivo,” dijo Vargas.

Después de dos años de investigación Vargas guió a su congregación a una campaña de 40 Días de Oración. El último día recibió una llamada. El banco quería reunirse con él. El hombre que tenía el dinero en efectivo había sido encarcelado con acusaciones federales.

“Ese lunes hubo una cita divina,” dijo Vargas. “Fui a la reunión con mi agente inmobiliario, un miembro de mi iglesia, con el pensamiento: ‘Solo soy un pastor sin dinero.’ Yo dije: ‘Si esto viene de Dios, necesito ver la mano de Dios claramente.'”

Vargas no podía creer lo que oía en la reunión. El banco le bajaría el precio a $1.2 millón y pagaría la instalación de un nuevo alambrado eléctrico, 17 nuevas unidades de aire acondicionado y un techo nuevo. Los términos llegaron con un acuerdo de “buena fe” para esperar una parte del anticipo y cerrar en 90 días.

El único gran gasto que el banquero le advirtió a Vargas fue que necesitaban comprar asientos de teatro. En ese momento, Vargas comenzó a sonreír. Una sinagoga local ya le había ofrecido 300 asientos que ya no necesitaban.

“El banquero me preguntó si yo creía en el destino. Yo le dije: ‘No señor, yo creo en Dios,'” recuerda Vargas haberle dicho. “Solamente Dios podría hacer una cosa así.”

“Salí del edificio ese día con la confianza de que el Señor nos estaba dando esa propiedad a nosotros,” dijo Vargas.

Con solamente tres meses para recoger un cuarto de millón de dólares, Vargas, y su hijo Homer, quien dirigirá la congregación en inglés en Real, comenzaron una campaña de recaudación de fondos. Promesas y compromisos sacrificiales llovieron a cántaros — algunos de compañeros creyentes tan lejos como en Bolivia y Nicaragua.

El banco llamó y cambió la fecha de cierre para el 26 de junio. Le dijeron a Vargas que llevara lo que tuviera recogido. Todavía necesitaba $70.000.

El dueño de un restaurante local dio una donación grande. Un miembro de la iglesia le llevó a Vargas un cheque. La barbacoa produjo varios miles de dólares. Mientras tanto las renovaciones comenzaron, con miembros que proveyeron mano de obra experta para regresar el teatro a su acabado anterior.

El misionero de Envía Norteamérica: Miami, Alex Comesañas organizó un equipo de misión de la Asociación Bautista Suwanee en el noroeste de Florida para ayudar a través de la estrategia de plantación de iglesias de la Junta de Misiones Norteamericana.

El equipo Suwanee estaba “tan impresionado,” dijo Comesañas, que le dieron a Vargas un cheque por $6.000 en ese mismo momento.

Era la cantidad final que necesitaban para completar el anticipo. La construcción debe estar completa para fin de año y la iglesia planea comenzar a reunirse en el teatro a principios del 2015.

“Este ha sido un peregrinaje de fe y milagros,” dijo Vargas. “Cuando no tienes un problema, no ves milagros. En cada situación, encontramos dificultades y posibilidades. Dios encontrará el camino.”

Para saber más de Envía Norteamérica: Miami, vaya a [URL=http://www.namb.net/Miami].

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  • Por Joni B. Hannigan