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Dos papas, ahora santos, reflejan la división doctrinal


NASHVILLE (BP) — La canonización de la iglesia católica romana de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II destacan las importantes diferencias doctrinales entre los católicos y los evangélicos, han señalado dos profesores de seminario.

Con más de un millón de personas que observaban en la Plaza de San Pedro y en pantallas gigantes a lo largo y ancho de Roma, el papa Francisco instaló a dos de sus predecesores como santos el domingo (27 de abril). Fue la primera vez que la iglesia católica canonizó a dos papas a la vez, un movimiento que muchos observadores dijeron fue intencional para unir circunscripciones rivales dentro del catolicismo — progresivos que admiran a Juan XXIII y conservadores que celebran a Juan Pablo II.

La ceremonia también ilustró las diferentes definiciones de “santo” sostenidas por los católicos y los evangélicos, le dijo Rex Butler, profesor de historia y patrística de la iglesia en el Seminario Teológico Bautista New Orleans, a Baptist Press en comentarios escritos. Como residente de Louisiana, donde aproximadamente el 30 por ciento de la población es católica y el catolicismo romano es la denominación cristiana más grande, Butler es buen conocedor de las diferencias entre los evangélicos y los católicos.

Para los católicos, “un ‘santo canonizado’ es un hombre santo o una mujer santa de extraordinarias virtudes que murió con más del mérito necesario para entrar al cielo,” dijo Butler. “Su mérito extra entonces es almacenado en el Tesoro de Méritos — también llamado el Tesoro de los Santos — y está disponible [a través de indulgencias papales] a otros, menos cristianos” para disminuir sus castigos en el purgatorio. “También, a los santos en el cielo se les pide que oren a favor de los cristianos en la tierra y en el purgatorio,” dijo.

Pero para los evangélicos, “el título ‘santo’ es usado apropiadamente para cualquier persona que sea hecha santa a través de la salvación por gracia a través de la fe,” dijo Butler. “Verdaderamente, así es como Pablo entendió el término ‘santos’ en sus cartas a las iglesias (1 Corintios 1:2; Romanos 1:7). Los evangélicos difieren en que los cristianos deban pedir las oraciones de los santos porque nuestro único mediador es Jesucristo (1 Timoteo 2:5).”

Para que alguien se convierta en santo, la iglesia católica romana típicamente debe certificar que por lo menos dos milagros han sido realizados a través de su intercesión desde su muerte. El proceso de canonización también involucra una extensa investigación de la vida del santo y la toma de reliquias — un frasco con sangre en el caso de Juan Pablo II y un pedazo de piel removida del cuerpo de Juan XXIII. Esas reliquias fueron presentadas ante el altar en la ceremonia de canonización el domingo.

Juan XXIII, quien fue papa de 1958 a 1963, es recordado por convocar a un concilio de la iglesia católica conocido como Concilio Vaticano II. Aunque él no vivió para ver concluido el trabajo del concilio en 1965, a Juan XXIII se le acredita el liderar las reforma iniciadas en el Vaticano II. Entre ellas:

— La iglesia comenzó a realizar la misa en el lenguaje de los católicos comunes en vez de exclusivamente en latín.

— La iglesia afirmó que los no católicos, aunque sin experimentar la plenitud de la salvación, podían ser salvos a través de la gracia de Dios cuando vivían de acuerdo a los dictados de su conciencia u obedecían la doctrina de su religión.

— En la misa, el altar fue puesto viendo hacia adelante a la congregación y el clérigo comenzó a darle el frente a la gente.

— A los laicos se les dio pan y vino en la comunión en vez de solo pan, como era la práctica antes del Vaticano II.

— La iglesia comenzó a albergar relaciones ecuménicas con los protestantes y las religiones no cristianas como el judaísmo y el islam.

“Este concilio fue diseñado para ser una… modernización de la iglesia, y verdaderamente lo fue: su constitución y decretos tocaron una amplia variedad de doctrinas y prácticas,” le dijo Gregg Allison, profesor de teología cristiana en el Seminario Teológico Bautista Southern, a BP en comentarios escritos.

Juan Pablo II, quien fue papa de 1978 a 2005, es conocido como el campeón de la vida, con su incondicional oposición al aborto y la eutanasia, y un oponente del comunismo. Habiendo crecido en Polonia, fue perseguido por los nazis y luego ayudó a terminar el comunismo en Europa. A pesar de su reputación de conservador, también agradaba a los católicos progresivos a veces con su apertura al diálogo religioso con los ortodoxos, protestantes y religiones no cristianas.

“A través de sus muchos viajes internacionales y su influencia sobre los líderes en el mundo, [Juan Pablo II] impulsó la iglesia católica y su esquema moral, ético y social en frente del mundo entero y ejerció una inmensa influencia en sus estructuras políticas, sociales y económicas,” dijo Allison, autor del libro que está por salir a la luz “Roman Catholic Theology and Practice: An Evangelical Assessment” (Teología y práctica católico romana: Una valoración evangélica) (Crossway).

Allison, quién sirvió con Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo en la Universidad de Notre Dame y en Italia y enseña un curso de teología católico romana en Southern, dijo que el proceso de canonización ilustra las diferentes concepciones del evangelio sostenidas por los católicos y los evangélicos.

Los evangélicos creen que “Jesucristo, a través de su muerte y resurrección, ha logrado la salvación para los seres humanos caídos,” dijo Allison. “Esta generosa salvación es apropiada solo por fe en Jesucristo y resulta en justificación: Dios declara que esta persona pecadora ‘no es culpable’ sino ‘en vez de eso es justa,’ no por su propia justicia, sino porque la justicias de Jesucristo le ha sido imputada, o acreditada a su cuenta.”

En contraste, para los católicos el evangelio es “las buenas nuevas que Jesucristo, a través de su muerte y resurrección, ha logrado la salvación para los seres humanos caídos,” dijo Allison. “A través de los sacramentos de la iglesia, la gracia es apropiada por fe y es infundida al fiel, perdonando así sus pecados, transformando su carácter y capacitándolos para merecer la salvación a través de sus obras de amor.”

Dos nociones antibíblicas en la doctrina católica de la salvación son que la gracia es “infundida” a las personas en vez de acreditada a su cuenta y que Dios transforma el carácter de las personas para que, a través de sus buenas obras, puedan merecer la salvación, dijo Allison.

La reciente canonización presenta una oportunidad para que los evangélicos compartan el evangelio con los amigos católicos que no entienden la salvación como un don gratuito recibido solamente a través de confiar en Jesús como Señor y Salvador, dijo Allison.

“Necesitamos relacionar a los amigos católicos con la Escritura,” dijo. “Invítelos a un estudio bíblico regular en el cual los evangelios sean leídos y discutidos, de manera que ellos reciban ayuda para entender quién es Jesús, lo que ha hecho y cómo ellos pueden por fe en el evangelio abrazar la salvación que él ofrece.”
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David Roach es jefe corresponsal nacional de Baptist Press.

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  • Por David Roach