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Manipuladores de serpientes no clasifican como culto


JEFFERSON CITY, Mo. (BP) — Cuando el reverendo Jamie Coots, coestrella del show de realidad de televisión del canal National Geographic “Snake Salvation” fue mordido en la mano por una serpiente cascabel, rehusó tratamiento médico y murió en menos de dos horas.

Coots, quien dirigió los cultos de mediados de febrero en el Tabernáculo del Evangelio Completo en Nombre de Jesús en Middlesboro, Kentucky, y sus seguidores representan una secta del cristianismo que incorpora la manipulación de serpientes en la adoración, confiados fuertemente Marcos 16:17, 18 como apoyo. El amado pastor, quien sobrevivió muchas mordeduras de serpientes en el pasado, no es el primero en morir de esta manera desde que George Went Hensley introdujo la manipulación de serpientes a las iglesias de los Apalaches a principios de los 1900s. Coots murió de la manera en que vivió, fiel a sus creencias.

Algunas personas clasifican a los manipuladores de serpientes como Coots como integrantes de un culto, pero hay una distinción entre cultos y sectas.

Un culto es una organización religiosa cuyos miembros dicen ser cristianos y que usan la Biblia y los términos bíblicos, sin embargo niegan las creencias centrales del cristianismo histórico y bíblico. Más al grano, un culto está basado en un mensaje cristiano falso.

Nuestros amigos testigos de Jehová y mormones, por ejemplo, pertenecen a movimientos que niegan las doctrinas bíblicas inherentes al cristianismo ortodoxo.

Los testigos de Jehová niegan la Trinidad, la deidad de Cristo, su expiación en la cruz, su resurrección física, y la salvación por gracia a través de la fe — todas doctrinas no negociables.

Los mormones, en un estilo similar, mantienen puntos de vista antibíblicos de Dios. Ellos enseñan, por ejemplo, que Jesús y Lucifer eran hermanos nacidos en el mundo espiritual a través de relaciones sexuales entre Elohim y una esposa diosa y que “como el hombre es, Dios una vez fue así; como Dios es, el hombre podrá hacerse así.”

Nuestros amigos pentecostales manipuladores de serpientes, sin embargo, abrazan las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Por lo tanto, ellos no son miembros de un culto, sino una secta, la cual puede ser definida como un grupo que abraza doctrinas ortodoxas pero que ha establecido su propia identidad y enseñanzas distintas a las de la comunidad cristiana en general.

Coots verdaderamente creía que Marcos 16:17, 18 es un mandato: “Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.”

Andrew Hamblin, 21 años, pastor del Tabernáculo de la Iglesia de Dios en LaFollette, Tennessee, le dijo al periódico diario Tennessean, “Para mí es un mandato. No tienes que hacerlo para ir al cielo, pero tienes que creer que es la palabra de Dios levantar serpientes.” Hamblin comienza cada servicio con una advertencia: “Hay muerte en esa caja,” señalando las serpientes en madera apilada y contenedores de vidrio.

Hay sólidas razones para rechazar la interpretación de Marcos 16 que sostienen Hamblin y otros. Primero, la evidencia de los manuscritos indica una amplia incertidumbre acerca de si los versículos 9-20 fueron parte del autógrafo original del Evangelio de Marcos. Como lo explica el Estudio bíblico estándar cristiano Holman: “O bien Marcos terminó su evangelio aquí [versículo 8], él nunca escribió el pretendido final, o el final original ha estado perdido.”

Una segunda razón para rechazar la manipulación de las serpientes como normativa para la iglesia es que no vemos mandatos para ello en ningún otro sitio en las Escrituras, sea en los Evangelios o las Epístolas. Ni lo vemos practicado en la iglesia primitiva.

Tercero, debemos distinguir entre lo que los escritores de las Escrituras registraron y lo que ordenaron. Si este pasaje es verdaderamente canónico, probablemente describe la preservación milagrosa de Dios en su pueblo bajo circunstancias extraordinarias. Por ejemplo, el apóstol Pablo fue mordido por una serpiente, sin embargo sobrevivió (Hechos 28:3-6).

Finalmente, Dios no nos instruye que entretengamos la muerte en una caja. Nunca debemos probar a Dios o probar su soberana voluntad. El “alto espiritual” descrito en esos servicios de adoración puede ser más una descarga de adrenalina que “la cosa más cercana al cielo,” como lo describe Hamblin.

Dios permita que vivamos hasta una edad madura o que nos lleve al hogar prematuramente en disciplina divina (ver 1 Corintios 11:27-32). No necesitamos probar su soberanía clamando la salvación de la serpiente.

Aun así, debemos recordar que los pentecostales que manipulan las serpientes son nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Debemos amarlos y hablar bien de su pasión por Dios, aun si no estamos de acuerdo con su interpretación de disputados pasajes de las Escrituras.
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Rob Phillips es director de comunicaciones de la Convención Bautista de Missouri (MBC por sus siglas en inglés) y tiene la responsabilidad de dirigir los ministerios apologéticos de la MBC en el estado. Este artículo apareció primero en el diario de noticias Pathway (www.mbcpathway.org), de la Convención Bautista de Missouri. Phillips también está en la web en www.oncedelivered.net.

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  • Por Rob Phillips