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EDITORIAL: Decisiones Tontas


KANSAS CITY, Mo. (BP) — La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le pregunto a la mujer: ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín (Gen.3:1)?

Has pensado alguna vez, ¿Por qué he hecho esto? ¡Qué tontería he hecho! Todos indudablemente cometemos errores en la manera de pensar y actuar. Una mentira necesita ser cubierta o protegida por otra mentira. Una palabra áspera puede quebrantar una relación. Un momento de celo puede robarnos la alegría. Cada una de estas decisiones tontas de la vida tiene su raíz en el pecado.

En realidad podemos ver que el pecado de Adán y Eva refleja la actitud del pecado en nuestro mundo actual. El pecado de esta primera pareja ataco la Palabra de Dios, la norma moral, y la identidad de ellos. Si aprendes algo de este artículo quiero que reconozcas que el pecado es algo real, destructor, y presente en este mundo. Sin embargo, Dios no es el autor del pecado. Al contrario, “sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel, no practica la injusticia. Él es recto y justo (Deuteronomio 32:4).

Cuando la primera pareja comió del fruto prohibido la mentirosa serpiente ataco la base del conocimiento pues dio diferente respuesta a la pregunta, ¿Qué es Verdad? Cuando Dios claramente dijo, “pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas ciertamente morirás (Gen.2:17) la Serpiente dijo, ¡No es cierto, no van a morir (Gen 3:4)! Así como la serpiente ataco la palabra de Dios en el jardín, también ataco cada palabra que salía de la boca de Jesus retándolo durante sus días en el desierto (Lucas 4:1-13). Fíjate que la respuesta de Jesus cada vez fue, “Escrito esta.”

El pecado de esta primera pareja ataco la base moral dando diferente respuesta a la pregunta, ¿Qué es lo correcto? Dios le mostro a Adán y Eva que era la norma moral no comer de ese único árbol (Gen. 2:17). La Serpiente, sin embargo, les dijo que era correcto comer del fruto de ese árbol. Es más, la Serpiente añadió, que “Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegaran a ser como Dios, conocedores del bien y del mal (Gen 3:5).” Eva confió en su propia evaluación de lo que era correcto y bueno para ella y no permitió que fuera la Palabra de Dios quien definiera lo que es correcto o no.

Su pecado ataco la identidad de la pareja dando diferente respuesta a la pregunta, ¿Quién soy yo? La respuesta correcta para la primera pareja y también para nosotros es que somos creados por Dios, dependiendo de Dios, y somos subordinados a Dios. Pero esta pareja se entregaron a la mentira de la Serpiente de “ser como Dios (Gen 3:5).” Este pecado lleno de arrogancia a la pareja queriendo, por sus acciones, tomar el lugar de Dios.

Podemos aprender tres cosas muy importantes: Primero, no te apartes de la Palabra de Dios. En ella encontraras una guía sana y luz que brilla ante cada paso que tú tomes. Segundo, no permitas que los deseos y placeres de este mundo defina tu norma moral. Deja que la Palabra de Dios define lo que es bueno y lo que es malo no la cultura. Tercero, nuestra identidad se encuentra solo en Cristo. Recuerda Él nos creó para que le adoremos y le sirvamos fielmente.

Mi oración para ti es que las decisiones que tú tomes sean decisiones basadas en las enseñanzas de Cristo y no influenciadas por cultura, parientes, o amigos.
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Gustavo Suárez es profesor de iniciación de iglesias y director del centro Nehemías para Iniciación de Iglesias en Norte América en el Seminario Bautista Teológic de Midwestern.

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  • Por Gustavo Suárez