NASHVILLE (BP) — Las páginas del Nuevo Testamento están llenas de ejemplos que muestran el poder y el valor de los grupos pequeños. Hechos 8.26-39 presenta el fascinante relato de un etíope que había ido a Jerusalén para adorar. Durante el viaje leía el libro de Isaías. ¿Recuerda la historia? El Espíritu Santo instruyó a Felipe para que fuera hacia donde estaba este hombre. La historia se desenvuelve inesperadamente como un encuentro divino. Felipe lo encontró y le explicó cómo Jesús era el cumplimiento del mismo pasaje que estaba leyendo. El etíope respondió aceptando a Jesús y siendo bautizado. Meditar en esta cadena de sucesos entretejidos por vidas humanas con pies de barro pero guiados sobrenaturalmente destaca la importancia de conectar a las personas con la Palabra de Dios.
Históricamente la Escuela Dominical ha sido considerada el brazo evangelístico de la iglesia. Sin embargo, muchas congregaciones han dejado de crear nuevos grupos de estudio bíblico para alcanzar a las personas en los últimos años. Recordemos que Dios atrajo al etíope hacia Él. Este hombre viajó a Jerusalén para adorar. Lo atrajo hacia Él a través de las Escrituras. Estaba leyendo Isaías 53. No hay duda que el Espíritu Santo guió a Felipe a instruirlo en la palabra de Dios. En otras palabras, Dios guió a Felipe para enseñar una clase de una persona. Dios estaba obrando alrededor del etíope y guió a Felipe hacia la persona correcta, en el lugar y en el tiempo correcto.
Mostrarnos abiertos al liderazgo de Su Espíritu y ser intencionales en la enseñanza de las Escrituras son dos aspectos clave para el crecimiento personal y congregacional. Hoy, personas en nuestra comunidad están abiertas a estudiar la Biblia porque ya Dios ha estado obrando a su alrededor. Es por eso que debemos considerar cada cierto tiempo la posibilidad de abrir nuevos grupos de estudio. Dejemos que Dios inspire nuestros sueños al atraer a nuestro mundo a través del estudio de Su palabra. Esto puede ser un domingo, martes o jueves. Puede ser a cualquier hora y en cualquier lugar. Lo que debemos hacer es enseñar la verdad del evangelio compartiéndolo con otros y haciendo una invitación como lo hizo Felipe (v.37).
El comenzar nuevos grupos de estudio bíblico para alcanzar a las personas no puede ser meramente un proyecto. Esto debe ser un proceso continuo si creemos en la multiplicación espiritual. Así como hacer discípulos no es un proyecto sino un proceso continuo, el proceso de establecer nuevos grupos es parte de la intencionalidad de atraer a las personas a los pies de Cristo. Los grupos pequeños fueron estratégicos y el punto de entrada para el ministerio de asimilación en la iglesia primitiva. Estos continúan mostrando un gran potencial para la iglesia de hoy al alcanzar a más personas con el evangelio y luego verles madurar en su fe.
Le invito a que piense, evalúe y sueñe con el ministerio de grupos pequeños en su iglesia. ¿Cómo lo estamos haciendo? ¿Qué cosas podemos mejorar? ¿Cuándo fue la última vez que iniciamos un nuevo grupo?
Convirtámonos en un catalizador como Felipe. Considere las oportunidades para la creación de nuevos grupos en su comunidad. Piense en las personas de su iglesia y quiénes pueden proveer liderazgo a esos grupos.
La historia de la llegada del evangelio a Etiopía y el impacto de la obediencia de Felipe en la vida de los futuros creyentes la sentimos hoy. La conoceremos completamente en el cielo. ¡Estos nos emociona! Nos gustará escuchar de los mismos labios de aquellos que respondieron positivamente al evangelio la inmensa diferencia que Cristo hizo en sus vidas. Todo esto gracias a la obediencia de este discípulo. Como aquel etíope, nuestras comunidades esperan por hombres y mujeres comunes que como Felipe enseñen las escrituras a niños, jóvenes y adultos.
Porque Él vive,
Luis R. López
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol.
