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Los barrios pobres de Caracas exigen su perseverancia


CARACAS, Venezuela (BP) — El misionero Ed Engle pone su vida en las manos de Dios mientras comienza su trayecto de subida a la montaña El Coche, un barrio pobre en Caracas, Venezuela.

En el camino, un hombre le llama y corre hacia él, con una sonrisa casi carente de dientes que aún le ilumina el rostro. Ha estado tomando, y apenas puede formar una frase coherente, pero reconoce la cara amistosa de Ed. El misionero abraza al embriagado hombre y pasa unos minutos hablando con él mientras pueda.

Unos minutos después, Engle se sube a una camioneta SUV casi llena- es el medio de transporte que le llevará a la cima de la montaña. Los caminos son muy empinados para otro tipo de vehículos y hace demasiado calor como pasa subir caminando. Se limpia el sudor de la cara, luego distribuye folletos evangelísticos entre los demás pasajeros.

En la cima de la montaña, Engle se baja de la camioneta y pisa el camino de tierra, consciente de la cañería abierta que pasa muy cerca. Durante las próximas horas, camina sin parar por un laberinto de pequeñas casas de concreto y metal, distribuyendo folletos evangelísticos y hablando con los residentes acerca de sus familias, sus vidas y Jesús.

Se encuentra con una joven de 17 años — madre de dos niños — cuyo amante la ha dejado en la calle. Luego visita a una familia en su casa –- una choza sin puerta y con un piso de tierra y desnivelado. Grandes piedras y botellas de cerveza sirven como anclas para el techo de lámina de latón de esta casa.

Mientras Engle marcha de casa en casa, no le molesta la falta de sombra y de agua; cualquier molestia vale la pena con tal de compartir el Evangelio.

Mañana se levantará y repetirá todo esto, teniendo en mente que todavía hay mucho trabajo por hacer.

De los más de 5 millones de habitantes en Caracas, solamente el 1 por ciento son evangélicos. Muchos de los que están perdidos espiritualmente viven en los barrios pobres de la ciudad, considerados unos de los más peligrosos del mundo. Casi 4 millones de personas –- aproximadamente el 80 por ciento de la población de la ciudad — vive en casas hechizas que cubren las laderas de las montañas que flanquean a Caracas. Las estrechas calles están plagadas de crimen continuo, abuso de drogas y violencia entre pandillas.

Engle y su esposa Pam, misioneros de la Junta de Misiones Internacionales, IMB, en Caracas, han trabajado en los barrios pobres de Caracas durante 12 años. En un lugar donde las casas se construyen una encima de la otra, no hay espacio para tener grandes servicios evangelísticos u otro tipo de eventos públicos. En su lugar, los Engle, oriundos de Tennessee, deben depender de las conversaciones individuales para lograr una meta de dimensiones divinas.

“Se trata de hacer contactos personales,” dijo Engle. “Pero ha habido personas que mucho tiempo después que les he dado el folleto evangelístico me dicen que ya les había dado uno, y que oraron esa oración que viene impresa al reverso, pero ahora no saben qué más hacer. Y esto sucede lo suficientemente seguido como para que no nos desanime estar dando folletos evangelísticos solamente.”

Pero los Engle hacen mucho más que simplemente hablarle a la gente sobre Jesús.

En los barrios pobres, las necesidades físicas son infinitas. Lugares como El Coche, por ejemplo, no cuentan con agua potable. Los residentes dependen del gobierno, el cual les lleva agua cada dos semanas.

Aunque el enfoque principal de los Engle es el evangelismo, también ministran a las necesidades físicas de la gente. A cambio, el ministerio les abre las puertas para compartir el Evangelio.

“Jesús vio las necesidades físicas, y suplió esas necesidades,” dijo Engle. “Cuando podemos conocer mejor a la gente, podemos hacer lo que podemos por ellos. Les hemos llevado una bolsa de arroz si necesitan algo para comer, o les llevamos medicina si la necesitan.”

Trabajando en conjunto con los Engle en estos barrios, los equipos de voluntarios provenientes de los EE UU han hecho clínicas de anteojos, provisto exámenes de presión arterial, ayudado con proyectos de construcción pequeños; y enseñado a coser a máquina o algunas habilidades de electricista.

“Intentamos y ayudamos a la gente, pero siempre les decimos que necesitamos que ellos estén abiertos a asistir a los estudios bíblicos con nosotros,” dijo Engle. “Usaremos cualquier cosa que podamos, pero en todo lo que hacemos, intentamos y suplimos una necesidad teniendo en mente su necesidad espiritual.”

Los Engle han ayudado a comenzar varios estudios bíblicos en diferentes barrios por Caracas, y algunos de ellos han crecido lo suficiente para convertirse en iglesias potenciales. Pero en cuanto se ha comenzado una iglesia, se levanta algún obstáculo –como agitación política o enfermedades graves entre los creyentes. “Parece que sí hay una batalla espiritual por aquí,” dijo Engle. “Los estudios bíblicos no son la meta final para nosotros, pero el diablo pone su pie en la puerta, y destruye la obra. Así que la idea es comenzar iglesias, pero no hemos llegado al punto donde podemos decir que ya se tiene en marcha una iglesia.”

Mientras los Engle se esfuerzan por comenzar iglesias, saben que alcanzar a los millones de venezolanos perdidos espiritualmente en los barrios es un trabajo demasiado grande para dos personas. Para ayudar a compartir el Evangelio, animan a los creyentes venezolanos a que evangelicen sus propios barrios.

“Oren para que la gente en los barrios no sea salva solamente, si no que sean como Pablo o Timoteo,” dijo Engle.

También ha pedido que los bautistas del sur oren por los cristianos en los barrios quienes estén enfrentando oposición y persecución por parte de los no creyentes en sus comunidades. Algunos cristianos han sido forzados a salir de sus casas por haber adoptado la fe cristiana.

“Oren para que los creyentes tengan la fuerza para seguir en el camino… Oren por líderes [espirituales] dentro de la comunidad,” dijo Engle.
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Emily Pearson es una escritora de la Junta de Misiones Internacionales, IMB, residente en Latinoamérica.
Si desea saber más sobre la obra de Dios en Caracas, visite latinmegacities.com

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  • Por Emily Pearson