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Los judíos en Sudamérica no están fuera del alcance del Evangelio


ARGENTINA (BP) — Marcus Floyd* está muy interesado en alcanzar a los judíos sin estar en Israel o en los Estados Unidos.

Él los encuentra mientras pasan por el sendero inca en Sudamérica, a través de Machu Picchu, a través de las festividades del famoso Carnaval de la región y rumbo a Argentina.

“Viene aquí para desconectarse de la responsabilidad, ver la belleza de esta tierra y hacer lo que quieran porque no están en casa,” dijo Floyd. “Y cuando llegan aquí, están muy abiertos a la conversación.”

Cerca de 50,000 turistas judíos pasan por Sudamérica cada año en sus vacaciones, dijo Floyd, un obrero cristiano que vive ahí con su esposa Jane*.

“Hay ciertas ciudades donde uno de cada tres turistas son israelíes, y ciertos campamentos donde reciben a miles de israelíes cada año,” dijo Floyd. “Dios ha estado conectando las piezas, y estamos encontrando maneras para alcanzarlos — como ofreciendo transporte desde el aeropuerto, proveyendo lugares donde vengan a descansar y les damos biblias.”

Los turistas no son los únicos judíos con quien interactúa Floyd — también lo hace con las comunidades judías ya establecidas.

“Aquí hay barrios y comunidades judíos con letreros en hebreo y comida judía, y pueden ir allí y sentirse en casa,” dijo Floyd.

Es posible ser un judío que crece en Sudamérica y sólo tener contacto con otros judíos, ir a escuelas de judíos, hospitales de judíos, y comprar ropa y alimentos en barrios judíos y a través de amigos judíos, dijo Floyd.

Unos 750,000 judíos viven en esta parte del continente, dijo, señalando que la más reciente y mayor migración tuvo lugar después de la II Guerra Mundial.

En una ciudad, viven 100,000 judíos en un radio de 15 millas. De entre ellos, un número menor — quizás el 10-15 por ciento — son ortodoxos, dijo Floyd. “Encima de eso, 20 por ciento van a la sinagoga una vez al mes y se consideran a sí mismos ‘religiosos’ aunque la gran mayoría no hacen nada religioso.

“Muchos son ateos y dicen, ‘Mis padres son judíos, pero yo no.'”

Sus encuentros con el cristianismo a menudo están permeados de una historia de antisemitismo, real y percibido, a través de los siglos, dijo Floyd.

“Pudiera ser que vivan justo al lado de una iglesia toda su vida pero no van a entrar porque tienen creencias preconcebidas sobre sus creencias y sobre la manera en que la gente ahí pudiera sentirse cerca de ellos,” dijo.

Pero la presencia de la Iglesia ha dado fruto.

“Una persona que conocí por casualidad se topó con un folleto evangelístico y lo leyó. Eso despertó su curiosidad y así entré en contacto con él,” dijo Floyd.

Otro hombre de unos 50 años estaba listo para comenzar a leer la Biblia por sí mismo y se sorprendió de lo que encontró.

“Llegó a Isaías 53 y pensó, ‘Ése es Jesús,'” dijo Floyd.

El primer hombre de la familia no dudó en venir a la fe en Cristo. Pero el segundo fue abandonado por su esposa un poco después. No fue invitado a la boda de su hija, y tiene dos nietos a quienes no tiene permitido conocer.

“Pero tiene una profunda convicción de que Cristo vale la pena,” dijo Floyd. “Él me dijo que no lo cambiaría por nada del mundo.”

Los Floyd han vivido entre la comunidad judía de Sudamérica por ya una década, trabajando para discipular hombres como los anteriores y construyendo relaciones tanto con los turistas como con los vecinos con el propósito de compartir el Evangelio. Muy pronto se les unirán otras dos familias.

“Por favor oren para que el Señor continúe proveyendo citas divinas para que así otros puedan escuchar claramente las Buenas Nuevas sobre el Mesías,” dijo Floyd.
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*Seudónimos. Ava Thomas es una escritora/editor de la Junta de Misiones Internaciones, IMB, en Europa.

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  • Por Ava Thomas