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Debemos ser generosos, Quietud


NASHVILLE, Tenn. (BP) — La generosidad es una virtud cristiana. Jesús es el modelo supremo de generosidad. Nadie dio tanto como Él, que dio su propia vida por nuestra salvación. El cristiano tiene razones de sobra para ser generoso, para ser dadivoso y para hacerlo con alegría. ¡Hemos recibido tanto de Dios! Si nos detenemos por un instante y hacemos una lista de todo lo que hemos recibido de Dios, la lista sería interminable. Yo, personalmente tengo mucho que agradecer a Dios y a muchas personas, que a lo largo de mi vida, me han dado no solo dinero, sino también estímulo, buenos consejos y aliento. Pero especialmente queremos destacar la bendición que hay en dar.

Hace unos años mi hijo fue a Palestina. Allí visitó los lugares bíblicos más notables, entre ellos el Mar de Galilea y el Mar Muerto. A su regreso me contó la diferencia que hay entre uno y otro. La diferencia está en que uno recibe y da y el otro solo recibe y no da. El Mar de Galilea es un emporio de riqueza pesquera. Dar con gozo es una bendición que algunos cristianos se pierden. Nunca olvidaré una vez que siendo pastor de una iglesia acordamos colectar una ofrenda para construir el templo, le pusimos por lema “Dando hasta que te duela.” Muchos dieron pequeñas cantidades, pero un hermano minusválido, que se ganaba la vida criando cerdos, fue el que más dio y se le veía gozoso al hacerlo. La Biblia dice que hay gozo en dar. Cuando damos es cuando más nos parecemos a Dios, que es el gran dador. El dio a su Hijo por nosotros (Juan 3.16). Vivimos en tiempos de crisis económica, eso nadie lo ignora. Pero es maravilloso ver cómo hay generosidad en el corazón de muchos. Las ofrendas de amor siguen siendo una costumbre en nuestras iglesias.

Algunas personas no saben cómo, pero Dios suple sus necesidades. La ofrenda de la viuda, sigue teniendo vigencia para muchos. No olvidemos que dar es un ejercicio espiritual que redunda en bendiciones para el alma del que lo realiza. Muchas obras de caridad que existen en el mundo son de origen cristiano. Compasión y generosidad van unidas de la mano. Cuando damos estamos depositando en el banco celestial.
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Este escrito fue publicado originalmente por la revista Quietud® en el número correspondiente al otoño de 2012.

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  • Por Nilo Domínguez