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Caminata de oración abre las puertas en Brasil


FORTALEZA, Brasil (BP) — Durante sus caminatas diarias, Rob y Phyllis Hefner han sido asaltados, físicamente atacados y en una ocasión incluso escaparon de un intento de secuestro. Durante uno de los asaltos, una mujer amenazó a Phyllis con la punta de una aguja para tejer en su garganta.

Los Hefner, quienes caminan 20 millas o más en cinco o seis días cada semana, sirven como misioneros de la Junta de Misiones Internacionales (IMB, por sus siglas en inglés) en Fortaleza, Brasil, una ciudad con 3 millones de habitantes.

Esta pareja, ya en sus 50 años de edad, comienzan a caminar después de desayunar y terminan cerca de las 2 p.m., de lunes a viernes.

Los viernes caminan hasta las 7 p.m.

Cuando no tienen otros compromisos, caminan también los sábados todo el día.

Mientras caminan, oran por Fortaleza.

Esta rutina comenzó poco después que los oriundos de Charlotte, C. N. se mudaran a Brasil en 1991. Durante sus caminatas comenzaron a buscar la dirección de Dios para su ministerio. Incluso antes de eso –cuando fueron nombrados misioneros en 1985—oraban con regularidad mientras caminaban para hacer ejercicio.

“No le llamábamos [caminata de oración] en ese entonces,” recuerda Phyllis, “pero cuando recibimos el llamado para ser misioneros, comenzamos a caminar y orar por el liderazgo de Dios. Después de eso, seguimos caminando más y más lejos—y seguíamos orando.”

En Fortaleza, el peregrinaje de 20 millas de los Hefner a veces comienza con una estrategia; otras veces, esta pareja simplemente depende de la dirección de Dios.

Cada caminata consta de cuatro puntos de oración específicos. El primero, orar para que Dios les muestre el área donde Él quiere que ellos se enfoquen. El segundo, pedirle que derrumbe los muros de perdición en los corazones de la gente. Luego oran por el establecimiento de relaciones para preparar el camino para el Evangelio. Finalmente, piden a Dios que les conecte con aquellos que necesitar escuchar sobre Él.

Los peregrinajes no están libres de peligro, y a veces estas caminatas llevan a los Hefner a áreas de la ciudad donde incluso la policía duda en visitar. Phyllis dice que ella antes oraba por protección pero ahora pide audacia cuando entran a lugares donde muy probablemente srán un blanco.

“Si creamos un miedo por las caminatas y evitamos esas áreas, entonces no sucederían tantas cosas milagrosas,” dice Phyllis.

“Así es que conoces a la gente. Ves sus necesidades. Físicamente ves por lo que estás orando,” continua Phyllis.

“Si estoy en mi casa, Dios escucha mis oraciones, y pienso que sé por lo que estoy orando… Pero si estoy en la casa, nunca conoceré a la gente que he conocido.”

Los Hefner aprovechan las oportunidades durante sus caminatas y se detienen y conversan con la gente en la calle –- desde mendigos hasta comerciantes y empleados en los restaurantes. No les dan dinero. Phyllis carga una bolsita con barras de proteína y se las da a quienes piden algo de comer. Eso le permite ser amistosa con la gente que se acerca a ella. Luego les pregunta si ella puede orar por ellos y les da seguimiento en la próxima visita a esa área.

Mientras que la caminata de oración abarca una buena parte de sus días, no es todo lo que hacen los Hefner.

Rob trabaja como sembrador de iglesias y como profesor de plantación de iglesias en un seminario local. Al enseñar sobre la caminata de oración como una estrategia misionera, ha visto que 85 grupos de estudiantes han comenzado ministerios en áreas donde ni él ni su esposa habían estado. Estos ministerios van desde la plantación de iglesias hasta trabajar con los mendigos y proveer muletas para la gente sin piernas.

En el futuro, los Hefner planifican extender su ministerio al manejar hacia diferentes puntos y probar nuevas rutas.

“Por favor oren por dirección, salud, protección y valentía mientras continuamos descubriendo nuevas rutas para las caminatas de oración,” dijo Phyllis. “Por favor oren para que podamos ser luz y sal para aquellos con quienes tengamos contacto, para que ellos puedan llegar a conocer a Jesús como su Salvador personal.”
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Emily Pearson es una escritora de la Junta de Misiones Internacionales, IMB, y reside en Sudamérica.

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  • Por Emily Pearson