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Iglesia hispana adopta el Programa Cooperativo


HYATTSVILLE, Md. (BP) — “La belleza del Programa Cooperativo,” como Rolando Castro lo ve desde la perspectiva de la iglesia, “es que se puede estar involucrado no importa lo grande que se sea, no importa la ubicación.”

Castro, quien actualmente sirve como pastor interino en una congregación hispana del área metropolitana de Washington, añadió: “Usted puede estar involucrado en alcanzar al mundo con el mensaje del evangelio de Jesucristo.”

Castro ha guiado a la Primera Iglesia Bautista Hispana de Maryland de dar cero a misiones a dar un 10 por ciento de sus ofrendas a través del Programa Cooperativo para financiar misiones y ministerio a través de las convenciones del estado y de la Convención Bautista del Sur.

Cuando una iglesia se extiende más allá de su vecindario a través del Programa Cooperativo, puede llegar a involucrarse en misiones internacionales y en la iniciación de iglesias en Norte América, dijo Castro, al describir el dar al PC como “el primer paso en el incremento del envolvimiento en misiones, en evangelización.”

“Creo que las iglesias deben gastar sus recursos — realmente los recursos de Dios — primero en el Reino y luego en ellas mismos,” continuó Castro. “Esto es probablemente lo inverso en las iglesias cristianas de EE. UU. Si se está dando al Programa Cooperativo de esta manera, se puede decir que el 10 por ciento de su ingreso está yendo a misiones. Eso sería un muy buen punto para lanzar una mentalidad misionera en la iglesia.

“Si estamos dando, entonces el próximo paso es ir, y el siguiente paso es participar,” dijo Castro, quien también coordina la iniciación y el evangelismo de la iglesia hispana para la Convención Bautista de Maryland/Delaware. “Usted necesita rendirse a tener una actitud misionera, y la primera cosa a rendir es el dinero.

“No creo que Dios nos esté dando sus recursos para pagar los recibos” solamente para los gastos de la iglesia, dijo.

Hace cerca de 10 años, un promedio de 200 personas participaban en los servicios dominicales de la Primera Iglesia Bautista, ubicada en Hyattsville, Maryland. Pero el número menguó con el tiempo, y por lo menos durante dos años la iglesia no tuvo pastor. Castro ocupaba el púlpito ocasionalmente, y cuando se le pidió que sirviera como pastor interino a largo plazo, él estuvo de acuerdo a hacerlo si le permitían dirigir como un pastor debiera hacerlo.

“Debido a que estaban listos a cambiar, estuvieron de acuerdo,” dijo Castro. “Ahora parece que todos están en la misma sintonía. Realmente quieren ver que pase algo.

“Y no solamente evangelizar y que la gente se involucre en la iglesia, sino involucrarse en otra clase de misiones,” dijo Castro, quien participa en la iniciación de iglesias además de sus responsabilidades pastorales.

A Castro le gustaría ver que algo similar a la transformación de la Primera Iglesia Bautista tome lugar en la convención de los dos estados, donde cerca de 30 iglesias adoran en español. Tres o cuatro más están en el proceso de organización, y una o dos están iniciando iglesias más activamente.

“Básicamente estamos buscando pastores desesperadamente,” dijo Castro. “La necesidad es enorme. Estamos orando por un gran movimiento de iglesias, y tenemos confianza que el Señor va a multiplicar a su gente.”

Cerca de 750.000 hispanos viven en el área metropolitana de Washington, y más de 75.000 viven en las tres áreas postales que rodean la Primera Iglesia Bautista, que es una de las quizá cinco iglesias que específicamente buscan alcanzar a la gente que habla español. Es una área mezclada de viviendas unifamiliares y altos edificios de apartamentos con 80 o más unidades por edificio.

“Estamos en las primeras etapas de lo que espero sea una fuerte relación con una escuela primaria de la comunidad,” dijo Castro de una escuela que él describe como que tiene “grandes necesidades.”

Los miembros de la iglesia planean proveer voluntarios para leerles a los niños, entrenar deportes apropiados a la edad y dar libros, abrigos y uniformes a los estudiantes.

“Solamente queremos ser una bendición a la escuela y a las familias de esa escuela,” dijo Castro. “Ya estamos comprando 600 libros del presupuesto de la iglesia.”

Este es un marcado cambio para una iglesia que en el pasado reciente luchaba para pagar sus recibos.

“Ahora ven lo que está para hacer,” dijo Castro. “Esta es una iglesia que realmente desea ser parte de la vida bautista del sur. Ellos entienden que participar en la vida bautista del sur debe ser significante en cada nivel — desde dar, ir y ser parte de la asociación local y la convención estatal.”

La Primera Iglesia Bautista ha aprendido sobre los bautistas del sur a través de su pastor interino — nacido en Costa Rica y espiritualmente renacido en una iglesia bautista. Cuando Castro se trasladó a Maryland en el 2003, su cuñada era parte de una iglesia bautista del sur que estaba buscando un iniciador de iglesias.

Castro no tenía educación ni entrenamiento en pastorear una iglesia o iniciar una iglesia, pero sabía que con el llamado de Dios venía el equipamiento de Dios. Él ha estado estudiando desde entonces, y ahora enseña clases bíblicas en el Instituto CanZion en Washington, donde interactúa rutinariamente con cristianos no afiliados a la CBS.

“No puedo entender que alguien no sea bautista del sur,” dijo Castro. “Doctrinalmente somos muy buenos y también tenemos todos los recursos disponibles para nuestra iglesia… No puedo entender que alguien rechace ser parte de esta maravillosa denominación.”

El edificio de la Primera Iglesia Bautista está entre los mayores desafíos que enfrenta la congregación.

“El lugar donde se reúnen tiene probablemente de 80 a 85 asientos,” dijo Castro. “Ya tenemos 65, lo cual significa que solamente tenemos 20 asientos para la gente nueva que llegue; sabemos que podemos crecer; necesitamos un lugar más grande para crecer.

“Otro sueño: Quiero que ellos tengan grupos pequeños en sus hogares,” dijo Castro. “Creo que es la única manera de crecer y probablemente ese será mi próximo gran proyecto para ellos.”

El pensamiento de Castro se volvió a la segunda generación, y de ahí a otras etnias.

Para mucha gente joven, señaló, el español es su segundo idioma. “Lo que se necesita es desarrollar una iglesia en inglés y tener un lado multiétnico de la iglesia,” dijo. “Creo que eso será enorme, porque el área en la que estamos es multiétnica y necesitamos reflejar eso en la iglesia.

“Si estamos dispuestos a extender el Reino, entonces tendremos suficiente para pagar los recibos,” dijo Castro. “Lo puedo decir porque he experimentado esto por años: Nunca, nunca estarás corto de recursos para pagar tus recibos si estás extendiendo el Reino.”
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Karen L. Willoughby es editora general del Louisiana Baptist Message, Dakota Baptist Connections y The Montana Baptist, publicaciones de noticias de esas convenciones estatales.

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  • Por Karen L. Willoughby