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EDITORIAL: La fe y confianza de un niño de tres años


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a
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FORT WORTH, Texas (BP)–Mi familia y yo nos acabamos de mudar a California después de vivir por trece años en Texas. Es sin duda el segundo cambio más grande para mi esposa y para mí. El primer cambio se dio cuando nos casamos y solamente dos semanas después nos fuimos de Guadalajara, México a Dallas, Texas para estudiar en el seminario. Al término de mis estudios doctorales en la Universidad del Norte de Texas nos mudamos a Fort Worth, en la misma zona metropolitana de Dallas, para enseñar en el seminario Southwestern. Ahora, voy a enseñar en otra institución en California y el cambio realmente nos parece como si nos estuviéramos cambiando de país otra vez.

Durante esta mudanza nuestro hijo Darío me ha estado dando una lección de fe y confianza. Darío tiene tres años y medio y nos tiene sorprendidos por lo bien que se adapta a los cambios. A su corta edad, Darío ya tiene acumuladas miles de millas por los viajes que ha hecho entre los que se encuentran un par de viajes a Europa y varios a México. Darío se ha estado acostumbrando a dormir en diferentes camas y pasar tiempo en diferentes lugares. Por ejemplo, el año pasado estuvimos viviendo por tres meses en un apartamento de una sola recámara en Sevilla, España.

Sin embargo, ésta es la primera vez que Darío se muda completamente de casa y ve cómo su cama y juguetes se empacan y aparecen en una casa diferente y en un lugar totalmente desconocido. Sin importar que las cosas han cambiado a su alrededor, nuestro hijo Darío sigue conservando su sonrisa y entusiasmo. El contexto cambió, pero su estado de ánimo sigue intacto.

Darío está contento cuando tiene a sus padres a su lado y sabe que ellos lo protegerán sin importar las circunstancias. Me impresiona ver a Darío subirse a un avión sin saber a dónde irá y dormir en un lugar extraño sin saber en dónde se encuentra. Darío sabe que sus padres lo aman y esto es suficiente para confiar totalmente en ellos.

Creo que en estos momentos entiendo mejor las palabras de Jesús al decirnos que debemos tener fe como los niños. Sé que Jesús me ama y anhelo que esta realidad sea suficiente para vivir completamente por fe. Sé que toda buena dádiva desciende de lo alto, que Dios tiene el control total del universo y que su voluntad es buena, agradable y perfecta y anhelo que todo esto sea suficiente para confiar totalmente en Dios.

La realidad, sin embargo, es que tengo fe, pero se me va el sueño por las preocupaciones; confío en Dios, pero deseo ayudarle a planificar mi vida. ¡Cómo quisiera ser como Darío! En medio de tantos cambios, el Señor me ha estado hablando a través de mi hijo. ¡Deseo que mi fe y confianza en Dios aumenten para ser igual a la de un niño de tres años!

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Octavio Javier Esqueda es profesor de fundamentos de la educación del Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort worth, Texas.

Programa de Estudios Hispanos en el Southwestern Baptist Theological Seminary enlace: http://www.swbts.edu/hispanicstudies.

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  • Por Octavio J. Esqueda