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EDITORIAL: El DREAM Act y su versión ‘limpia’


NOTA DEL EDITOR: La columna First-Person (De primera mano) es parte de la edición de hoy de BP en español. Para ver historias adicionales, vaya a
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NASHVILLE, Tenn. (BP)–Días atrás en el marco de la Celebración de la Convención Bautista Hispana de Texas en San Antonio tuve el privilegio de participar en el Hispanic Education Luncheon. Este almuerzo se llevó a cabo en las instalaciones de Trinity Baptist Church en la ciudad de El Alamo. Doy gracias a Dios por el esfuerzo de los hermanos bautistas de Texas y la Iniciativa Educativa de la BGCT y la Convención Bautista Hispana del estado. Tenemos mucho por hacer en cuanto a elevar el nivel de educación de nuestro pueblo si queremos estar mejor preparados para enfrentar el futuro como nación y denominación. El programa de becas para estudiantes hispanos de esta Convención estatal debe ser emulado por muchas de nuestras organizaciones regionales y locales. Su propósito es loable y sus implicaciones de largo alcance inmensurables. El futuro de nuestra nación yace relacionado intrínsecamente en la preparación de nuestro pueblo.

En esta lucha, la dificultad de muchos jóvenes indocumentados cuyos padres migraron hace muchos años atrás se hace evidente. La presión de no poder continuar sus estudios universitarios después de concluir la enseñanza media ha ido creciendo a través de los años y el dolor de ver sus sueños truncados nos hace sentir muchas veces frustrados.

Por otra parte, el esfuerzo de las autoridades federales y estatales en atender el número creciente de estudiantes (más de 65 mil cada año) se enfoca en tratar de encarar un problema mayor: el resolver el estatus de ilegalidad de millones de personas en el país. La solución del problema trasciende, desde cualquier punto de vista, la connotación de que se estaría otorgando una “amnistía” en lugar de una reforma migratoria integral. Mientras más tiempo pase, el problema se hace más grande y la frustración crece de ambas partes.

El pasado 11 de mayo, el Dream Act volvió a ser introducido por un grupo de senadores. Si bien recordamos, en diciembre de 2010, la Cámara de Representantes aprobó con 216 votos (de 435) la medida, pero una semana más tarde el Senado la rechazó por 55 votos a favor y 43 en contra. Se necesitaban 60 votos. Recordemos que el Dream Act fue enviado por primera vez al Congreso en 2001, desde entonces la falta de una mayoría ha impedido su aprobación y con ello la frustración sigue aumentando.

Aplaudo la reciente declaración de la entidad política pública de nuestra Convención Bautista del Sur (ERLC) apoyando –- con condiciones -– una legislación ‘limpia’ de este proyecto de ley para aquellos “cuya presencia ilegal en este país no es el resultado de su decisión.” Esto es un avance. Queda aún mucho por hacer. Muchos conocemos de cerca las luchas de jóvenes brillantes que han visto truncados sus sueños de seguir con una educación universitaria. Pensar en ellos, su futuro y el país que estamos ayudando a construir nos impulsa a ver este tema con un sentido de responsabilidad.

La versión ‘limpia’ del Dream Act permitiría a los jóvenes que están en esta situación ilegal sin que sea su culpa, la oportunidad de alcanzar la meta de obtener el estatus legal sirviendo al país en el ejército u obteniendo una educación que los haría miembros productivos de la sociedad.

En los próximos días, escucharemos muchas voces hablar de este tema, algunas apasionadas, otras indiferentes. Algunas de esas voces no comprenden el tema, otras carecen de una perspectiva completa del asunto. Ezequiel 18:2 dice “¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera.” El consejo de Ezequiel al pueblo de Israel fue pertinente y como creyentes tenemos la responsabilidad de orar y llamar a nuestros representantes políticos a abordar este asunto y hacerlo de forma justa.

Frente a la incertidumbre en que se encuentra la discusión de una reforma migratoria integral, el unir esfuerzos para lograr la aprobación de una ley que ayude a cumplir el sueño de estos jóvenes indocumentados que fueron traídos aquí por sus padres parece imperativo. Estos no deben ser forzados a cargar toda la culpa de su presencia ilegal en el país. Limitarlos a vidas que frecuentemente bordean los niveles de pobreza por acciones en las no tuvieron parte alguna de responsabilidad sería un castigo muy severo. Oremos por nuestros Senadores y legisladores para que con justicia construyamos un mejor país.

Porque Él vive,
–30–
Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol

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  • Luis R. López

    Luis R. López es Director Asociado de Misiones y Trabajo Étnico de la Asociación Bautista del Condado de Robertson en Tennessee.

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