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Judío mesiánico comparte a Jesús con jóvenes árabes


ISRAEL (BP)–Jay* no tiene flashbacks, pero sí piensa a menudo en el día en el que vio un vecindario de amigos israelíes abatido a tiros alrededor de él.

“Las balas nos pasaban sobre la cabeza,” dijo. “Era una intensa guerra urbana.”

Él y unos amigos soldados persiguieron a los tiradores casa por casa mientras los heridos yacían alrededor de él. Un pequeño niño recibió la primera bala. Una pequeña niña que huía hacia una tienda montada para la Fiesta de los Tabernáculos recibió la siguiente y cayó con la cara hacia la tienda.

Ninguno de ellos se recuperó.

“Tuvimos que evacuar todas las casas y todas las tiendas montadas para la fiesta, solamente para asegurarnos que no hubiera tiradores escondidas en ellas,” relató Jay.

Eso fue hace algunos años, pero ahora cada año cuando él ve las tiendas o las construye para su familia, recuerda el día que caminó a través de ellas con su pistola desenfundada. Y piensa en los adolescentes que hicieron el tiroteo — de 17 o 18 años de edad — y se pregunta una cosa: “¿Qué clase de mensaje obtuvieron de aquellos que invirtieron en sus vidas? ¿Qué clase de mensaje de ira y odio en su vida hizo que ellos voluntariamente se dieran a sí mismos para matar y vengar?”

Y él se comprometió para hacer todo lo que pudiera para enseñar un mensaje diferente — uno de esperanza y unidad en Jesucristo.

Jay, judío mesiánico, durante años ya había pasado tiempo llegando a través de la brecha judía-palestina para entrenar a líderes jóvenes en sus territorios palestinos. También había estado comprometido por largo tiempo a edificar relaciones con los adolescentes que viven ahí y conectarlos con líderes judíos jóvenes y adolescentes.

“El tiroteo no me cambió el ardiente deseo de trabajar con los palestinos. Teníamos que perseguir a los tiradores, pero debido a Cristo, todavía puedo volverme y decir que hemos de amar a esta gente con el amor de Jesús,” dijo Jay. “Sí, ese día cuando yo transportaba a los muertos, estaba triste y herido por la situación. Pero me produjo aun más carga por los adolescentes árabes.”

La profunda disensión entre judíos y palestinos ha sido exacerbada por mucho tiempo, pero Jay está convencido de que los corazones cambiados por Cristo pueden ser el catalizador para la paz.

“Hay muchas diferencias culturales y teológicas, muchos años de dolor e ira. Sin embargo, cuando nos enfocamos no solamente en el conflicto sino en Cristo, nos vemos el uno al otro a través de Cristo,” dijo.

En una ocasión en el momento de mayor tensión entre los dos grupos, Jay estaba con un grupo de adolescentes palestinos compartiendo peticiones de oración, y alguien mencionó que él debería estar yendo a hacer trabajo de reserva durante un mes en el ejército israelí.

Los adolescentes tentativamente oraron por él, y después mientras se subían al autobús que los llevaría al hogar, uno hizo una pausa.

“¿Dijiste que ibas a estar en el ejército durante un mes comenzando en dos semanas?” preguntó.

“Sí,” dijo Jay.

El adolescente se detuvo un momento. “Voy a dejar de tirar piedras a los soldados cuando tú vayas.”

Esa fue una señal de corazones cambiados, dijo Jay.

“Es típico de los adolescentes palestinos tirar piedras a los soldados israelíes para divertirse,” dijo. “Era diferente una vez que se conocía a uno de los soldados.”

La profundidad de la tensión es enorme, dijo Jay.

Más recientemente el 15 de mayo, los palestinos se reunieron en la frontera israelí para protestar en la “Nakba” o “Catástrofe,” su conmemoración de la fundación del estado israelí en 1948. Cuando la protesta escaló, se reportaron 10 o más muertes, con cada lado culpando al otro por el ataque.

Los dos grupos tienen mucho que superar. Pero el evangelio de Jesús es aun más poderoso que cualquier tensión, dijo Jay.

“Hemos sido llamados a ser sal y luz — agentes de cambio en el mundo,” dijo. “La unidad en Cristo es el signo al mundo que Dios envió a su Hijo. Si amamos a Dios, y queremos compartir el evangelio, ha de haber unidad. Y si la hay, entonces Dios será mostrado al mundo.”

Jay les pidió a los cristianos que oraran:

— por unidad, crecimiento y temple para estar abiertos a la fe en Jesucristo.

— para que los creyentes judíos y palestinos continúen siendo agentes de cambio entre su pueblo y expresen el amor de Dios los unos a los otros.

— por crecimiento espiritual entre la gente joven de ambas etnias.

— para que ambas etnias encuentren paz en Jesucristo.
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*El nombre ha sido cambiado. Ava Thomas es escritora/editora de la Junta de Misiones Internacionales con base en Europa.

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  • Por Ava Thomas