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Jeannie Elliff: Dios me enseñó a vivir ‘fuera de control’


RICHMOND, Va. (BP)–Según Jeannie Elliff, la lección más importante que la vida diaria le enseña a los cristianos puede resumirse en cinco palabras:

Tú no tienes el control.

La Sra. Elliff, esposa y compañera de ministerio de Tom Elliff, el nuevo Presidente de la Junta de Misiones Internacionales (IMB, por sus siglas en inglés), ha aprendido esta lección muchas veces al pasar de los años, en algunas ocasiones de manera dolorosa. Todavía sigue en el proceso de aprenderla. Pero también ha aprendido el corolario: Dios tiene el control –- y Dios es fiel.

Esta es una lección que planifica poner en práctica en los años venideros mientras apoya a su esposo en la tarea colosal de movilizar los esfuerzos misioneros de los bautistas del sur.

“Siempre he sido una persona que quiere controlar las cosas,” admite. “Mi tentación es, ‘O, tú puedes manejar esto. Puedes hacerlo tú sola.'”

Y cada vez que ella lo intenta, Dios le muestra lo contrario.

“Hemos tenido bastantes aventuras en nuestra vida,” dijo Elliff con una sonrisa irónica. Algunos calificarían a esas “aventuras” como desastres, pero cada experiencia le enseñó a depender menos en ella misma y más en Dios.

En 1999 un incendió convirtió en cenizas la casa de los Elliff en Oklahoma. Tres meses después, un tornado se llevó el condominio donde vivían, junto con las pocas pertenencias que les quedaban.

“Estas cosas pasan en la vida, los incendios y los tornados y los tsunamis, así que más vale que te vayas acostumbrando,” aconseja. “Tenemos que entender la soberanía de Dios en todo eso.”

“Creo [que haberlo perdido todo] varias veces me ha hecho darme cuenta que no es la gran cosa. De todas maneras todo terminará quemado. Cada mujer tiene que llegar a someterse a esa verdad. Si conoces a Dios y conoces Su Palabra, entenderás que no puedes aferrarte a las cosas de este mundo.”

Poner nuestras posesiones a los pies de Dios es una cosa, ¿pero qué tal los hijos?

Muchos misioneros sufren con esa pregunta — antes y después de su tiempo en el campo misionero. Cuando era una nueva misionera de la IMB, Elliff la enfrentó un día en 1982, en Zimbabue, cuando ella y su cuatro hijos estuvieron un terrible accidente automovilístico.

“Cuando ocurrió el accidente, la vagoneta dio varias vueltas,” recuerda. “Tres de los niños salieron disparados. Amy y yo quedamos dentro de la vagoneta. Salimos y vimos a Jon y a Sarah junto a la carretera. Estaban bien, pero no podíamos encontrar a Beth. Busqué por todos lados y no la encontré. Entonces vi que la vagoneta no tenía las llantas. Busqué debajo de una y allí estaba Beth.

“Estaba devastada. No sabía si estaba viva o muerta. Estaba acostada de lado. Recuerdo que dije, ‘Dios, ella es Tuya. Ella no es mi hija, ella es Tu hija.’ Y entonces noté que su pechito se movía. Estaba respirando. Unos hombres que habían visto el accidente corrieron por el campo y levantaron el carro, y la sacaron de ahí.”

Le siguieron semanas de hospitalización y múltiples cirugías mientras Beth recibía tratamiento por las extensas quemaduras. A final de cuentas, lo Elliff renunciaron a ser misioneros para darle a su hija el cuidado que necesitaba. Tom Elliff líderó varias iglesias, incluyendo a First Southern Baptist Church de Del City, Oklhaoma, donde fue pastor de 1985 al 2005. En dos ocasiones fue elegido como presidente de la Convención Bautista del Sur.

Pero ella nunca olvidará lo que Dios le enseñó ese horrible día en Zimbabue.

“Esa fue una lección enorme para mí,” dijo Elliff. “El Señor dijo, ‘Tú no tienes el control, Jeannie.’ Otra cosa que aprendí fue que tenía que darle mis hijos a Dios. No puedo aferrarme a ellos. Ese es el deseo de una madre, pero cuando se los damos al Señor, están en mucho mejores manos.”

Ella a reaprendido esa lección con el paso de los años. Dos de sus hijos se convirtieron en misioneros. En ese tiempo, 11 de los 25 nietos de los Elliff vivían en el extranjero. En años recientes, dos rachas de cáncer le recordaron otra vez que debe descansar en la gracias de Dios en lugar de sus propios recursos. Ahora es una mujer saludable pero le agradece los recordatorios.

“Dios utilizó el cáncer para enseñarme humildad,” dijo.

Toda una pared del gran vestidor en la recámara de Elliff está cubierta con las fotografías y las tarjetas de oración de los misioneros de la IMB. Cuando las cosas se ponen difíciles, le gusta ir a su armario, cerrar la puerta, sentarse y orar. Su oración principal es por los misioneros: para que ellos busquen primero a Dios, y hagan cosas maravillosas como resultado (véase Juan 17:3 y Daniel 11:32).

¿Cómo pueden los demás orar por ella en su nuevo papel? Ella les pide que oren por su salud, su fuerza y por bastante energía para animar a los misioneros y para apoyar a su esposo en su trabajo tan exigente como líder de la IMB.

“Yo no puedo hacerlo,” admite rápidamente. “Tiene que ser Dios quien trabaje a través de mí.”

Parece que ha aprendido la lección que Dios le ha enseñado durante toda su vida.
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Erich Bridges es un corresponsal de la Junta de Misiones Internacionales, IMB.

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  • Por Erich Bridges