NASHVILLE, Tenn. (BP)–Odio los errores tipográficos.
Los odio, los odio, los odio.
Al trabajar en un medio de comunicación, me horroriza ver un error tipográfico en nuestro sitio web, especialmente en algo que yo haya escrito o editado.
Preferiría machacarme un dedo.
Los errores tipográficos me hacen lucir tonto. Me hacen dejar de hacer lo que esté haciendo y urgentemente ponerme a arreglarlos.
Usted probablemente odia algo con pasión. No se detenga, soy propenso a decir.
Odio tanto los errores tipográficos que no me importa ser manifiestamente repetitivo: Odio mis errores tipográficos. Los odio. Los odio. Los odio.
Una mañana de estas, el horror de un erro tipográfico estalló en mi tiempo de oración.
Y entonces, para mi vergüenza, Dios me ayudó a darme cuenta de algo.
Aparentemente odio más los errores tipográficos que el pecado.
Sin embargo, ¿qué puede ser más trágico que el pecado? No solamente hace a la gente lucir tonta, sino que arruina su vida, y si no se obstaculiza, la guía al infierno.
El pecado de una clase o de otra es la causa principal de la miseria humana. Separa las familias. Deja a los adolescentes al borde de una vida sin esperanza. Deja a los ancianos en un agudo temor a la muerte. Nos deja a todos en un interno tormento de culpa, remordimiento y quebrantamiento.
Sea egoísmo, orgullo, avaricia, lujuria, ebriedad o una miríada de otros pecados, la persona que sufre los estragos del pecado ha de ser grandemente compadecida. Él o ella necesita una gran compasión.
¿Cómo pude haber estado tan mal enfocado que he odiado más los errores tipográficos que el pecado?
–30–
Art Toalston es el editor de Baptist Press. Para obtener la esencia de abrazar la fe, vaya a www.whativaluemost.com y escriba el nombre Art Toalston para encontrar más. Para obtener descripción adicional de un nuevo nacimiento, también vaya a una columna anterior de Toalston en http://www.bpnews.net/bpnews.asp?id=34079.
