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EDITORIAL: Las perritas millonarias, herencias que se las lleva el viento


NASHVILLE, Tenn. (BP)–Recientemente, escuchamos las noticias de las tres perritas chihuahuas Conchita, Lucia y April Marie que forman parte de una gran disputa legal sobre la herencia de Gail Posner y que recibirán tres millones de dólares. Esto ha sorprendido a muchos. Gail es la hija del magnate Victor Posner. Su hijo único sobreviviente, de 46 años, recibió un millón de dólares en el testamento de su madre. Los empleados de la fallecida consiguieron 27 millones en fideicomiso y las perritas con su parte, a la luz del testamento, vivirán hasta que mueran en la mansión de siete recámaras en Sunset Island. La historia parece graciosa, pero en realidad está llena de verdades que nos hacen reflexionar.

Aunque muchos viven para “el hoy” solamente, debemos preguntarnos ¿qué parte de nuestra vida seguirá en el mundo después que partamos? Lo que quedará después de nosotros puede ser nuestra herencia espiritual. Mucho de lo que hacemos a diario o expresamos con nuestras palabras comunica la manera en que nos conducimos y lo que impregnamos en otros.

Lo que hacemos a diario es mucho el reflejo de nuestras prioridades. Por eso debemos mirar y evaluar nuestros pensamientos. Estos se convierten en palabras. ¡Cuidado! Examinemos nuestras palabras porque estas llegan a ser nuestras acciones. Vigilemos nuestras acciones porque ellos llegan a ser hábitos. Consideremos también nuestros hábitos porque de ellos emana el carácter. Y nuestro carácter llega a ser en gran parte nuestro legado.

Antes de juzgar a Gail Posner, me pregunto qué herencia espiritual estoy dejando. ¿Qué heredará mi esposa, mis hijos y mi comunidad? ¿Dejaré a los que me conocen un amor por la Palabra de Dios? ¿Podrán decir ellos cuando me recuerden que me veían leer y orar la Biblia? ¿Me recordarán por comentar con ellos cómo Dios me hablaba a través de ella? ¿Recordarán las decisiones que tomé basado en la Biblia? A menos que les trasmitamos una fe sólida en las promesas de Dios y una relación viva y práctica con Cristo, los dejaremos indefensos frente a las filosofías vacías del mundo en que vivimos.

¿Y qué tal de la oración? ¿Nos recordarán porque saben que hablamos con el Padre Celestial? ¿Nos habrán visto orar de rodillas? ¿Nos recordarán por nuestro amor por el cuerpo de Cristo, la iglesia local? ¿Conocerán de la importancia de la familia de Dios al recordar nuestra insistencia en servir en la iglesia? Imaginemos el efecto que tendrá el que otros nos recuerden por nuestra participación en la escuela Dominical, tomando notas durante el sermón, porque considerábamos que el sermón era importante; o el escuchar el sonido de nuestras voces alabando a Dios a pesar que no sepamos mucho de música. ¿Recordarán el dar con gozo a la obra de Dios?

Lamentablemente, muchos creyentes no nos damos cuenta del inmenso potencial que tenemos de dejar un hermoso legado a través de nuestro testimonio. En realidad, todos estamos dejando un legado, querámoslo o no. Muchos pueden ser los beneficiarios de “nuestra” herencia. Unas herencias pueden ser cuestionadas y su efecto temporal. Bret Carr, el único sobreviviente de Gail Posner, dice que su madre fue coaccionada por sus empleados para que cambiara su testamento cuando sufría de cáncer y drogadicción. Esto sería lamentable.

En un sentido material, la herencia es el conjunto de bienes y deudas que deja una persona al morir. Si las deudas superan el valor de los bienes, los herederos no tienen que pagar esa diferencia con su patrimonio. Los expertos en la materia hablan de que hay tres tipos de herederos: 1) Los herederos forzosos, que no pueden ser privados de la herencia mediante un testamento porque la ley no lo permite. Estos son los hijos, cónyuge y padres de la persona que fallece. 2) Los herederos no forzosos que heredan si no hay herederos forzosos ni testamento. Estos son los demás parientes hasta el cuarto grado, como los hermanos, sobrinos, tíos y primos y 3) Los herederos testamentarios, que son aquellos que la persona fallecida les dejó bienes mediante un testamento. Obviamente, estas leyes pueden cambiar según donde usted viva.

La Biblia dice que Dios en su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva “para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros” (1 Pedro 1.4). Esta herencia gloriosa nos anima a actuar deliberadamente en dejar a todos los potenciales herederos testamentarios, forzosos y no forzosos la persona de Jesucristo para toda la eternidad. Esta herencia no se la lleva el viento.

Porque Él vive …
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol.

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