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Congregación haitiana ‘se aferra’ luego de la pérdida de 4 líderes de su iglesia


PUERTO PRÍNCIPE, Haití (BP)—Una lona azul atada a lo queda de la Iglesia Bautista Shilo en Puerto Príncipe, Haití, sirve como un refugio para algunos de los miembros que sobrevivieron el terremoto del 12 de enero.

Unas cuantas docenas de familias que perdieron sus hogares están viviendo afuera de la iglesia, bajo el cobertizo. El terremoto dañó el edificio, colapsó la escuela anexa a la iglesia y cobró las vidas de su pastor, Bienne Lamerique, y otros tres líderes de la iglesia. Un miembro dijo que, de la congregación de 2,000 miembros, sólo se sabe el paradero de 100 desde el sismo de 7.0 grados que se cree ha quitado la vida a cientos de miles de personas en Haití.

Esta semana, los misioneros de la Junta de Misiones Internacionales Dawn Goodwin y Carlos Llames, bautistas de la República dominicana, y un misionero de otra organización visitaron Shilo y otras iglesias en el área para hacer un recuento de los daños y dar ánimo a los miembros.

Muchas bancas de la iglesia Shilo siguen volcadas y las vigas de apoyo parecen estar dañadas. Los tubos metálicos de las vigas fueron doblados con el peso que se balanceó durante el terremoto. El edificio de la iglesia estaba bajo construcción, así que la congregación se había estado reuniendo en un auditorio al aire libre.

Pierre Anderson, de 25 años, y otros miembros de la iglesia estaban en el auditorio cuando se desató el terremoto. Algunos miembros salieron heridos, pero nadie gravemente, dijo Anderson. Él y otros luego se dieron cuenta de que su pastor y otros tres líderes habían muerto en el desastre; Lamerique murió por las heridas que le causó el colapso de su propia casa.

Anderson y un puñado de miembros de la iglesia compartieron el 18 de enero sus historias con Mark Ruthledge, misionero de la JMI, quien actualmente está asignado a este país. Está en Haití para ayudar como traductor del equipo de medios de comunicación.

“No sabemos de dónde vendrán nuestros líderes futuros,” dijo Anderson ante el misionero. Ruthledge hizo una pausa mientras traducía las palabras de Anderson, quien habla francés criollo, la lengua materna de los haitianos. Anderson lloró un momento mientras los miembros de la congregación miraban.

“Uno de los líderes que quedan les dijo que sólo necesitan aferrarse un poco más de tiempo,” dijo Ruthledge, quien sirvió en Haití durante 26 años.

Cuando Ruthledge y su esposa, Peggy, comenzaron a servir como misioneros de carrera en 1987, la pareja asistía a la primera iglesia que inició Lamerique, la cual se reunía en una pequeña casa en un barrio bajo de Puerto Príncipe. Los Ruthledge se hicieron amigos cercanos y compañeros de oración de Lamerique y su esposa.

Anderson también dijo a Ruthledge que él perdió a sus dos hermanas en el terremoto. Uno de los cuerpos todavía no ha sido sacado de entre los escombros de un edificio derrumbado.

Su fe es su ayuda en esta crisis, dijo Anderson.

“Es el ánimo de la iglesia lo que me ha fortalecido,” dijo Anderson. La iglesia ha estado teniendo servicios de alabanza diariamente afuera del edificio desde que sucedió el terremoto.

“No importa lo que pase en la vida, lo único que importa es Jesucristo,” dijo Anderson. “Si tienes fe, Él te sostendrá.”

“El mismo Dios que permitió que esto sucediera, puede reconstruirlo,” añadió Roseman Louis, quien perdió a un primo y una hermana.

Por ahora la iglesia continúa hacia adelante, pero Anderson admite que están sufriendo para encontrar dirección y satisfacer las necesidades físicas, ya que las provisiones de agua, comida y otras cosas son limitadas.

Miles de personas sin hogar—como los miembros de la Iglesia Bautista Shilo—están viviendo en las calles, los parques y en cualquier sitio abierto. Los cadáveres todavía se ven tirados en la calle o parcialmente expuestos entre los restos de los edificios destruidos.

Entre esta situación tan desesperada, “pudiera suceder un reavivamiento …,” dijo Ruthledge. “…Si el enfoque es en Jesús, este tipo de cambio puede suceder… un cambio muy profundo.

“Creo que hay un potencial enorme para un reavivamiento,” añadió Ruthledge. “Creo que hay esperanza.”
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Alan James escribe para la Junta de Misiones Internacionales (IMB, por sus siglas en inglés).

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  • Por Alan James