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Los bautistas responden a la crisis mundial del hambre


RICHMOND, Va. (BP)–Mientras la creciente crisis global de alimentos se agita en forma incierta y genera hostilidad alrededor del mundo, los misioneros de la Junta de Misiones Internacionales encuentran maneras de ayudar a sostener tanto las necesidades físicas como las espirituales de la gente a la que sirven.

La pobreza y la inanición no son nuevas para el mundo, pero a medida que aumenta la demanda por reemplazos del combustible fósil como el frijol de soya y el maíz, muchos luchan por encontrar — mucho menos poder comprar — aún los artículos básicos de comida. La contienda política y los desastres naturales de las recientes semanas en algunos países solamente han agravado el problema.

“En el área donde yo vivo, las cosas parecerían perfectamente normales si no tuviera que ir a la tienda de comestibles,” dijo un misionero de Zimbabwe donde las tensiones posguerra han disparado la economía local hasta las nubes.

“En la mayoría de la tiendas, los estantes están casi vacíos. Se ha triplicado el precio del pan en las últimas dos semanas.”

Los misioneros de la JMI trabajan junto con Baptist Global Response (Respuesta Global Bautista), una organización internacional de socorro y desarrollo, para ayudar a gente en lugares como Zimbabwe y otras áreas del mundo – algunas de las cuales no se pueden mencionar por razones de seguridad.

En los meses recientes, los bautistas han provisto alrededor de 1.000 paquetes de comida — arroz, frijoles, harina, aceite de cocinar, leche en polvo, carne enlatada, azúcar y te — a Zimbabwe. Otro cargamento de 3.900 paquetes está en camino.

El índice de inflación en Zimbabwe ha escalado más del 200.000 por ciento. Los compradores toman artículos de los estantes solamente para volverlos a poner en su lugar luego de ver el precio. Artículos simples como pan o mijo a menudo no se pueden encontrar en ninguna parte.

Los misioneros en el país, sin embargo, reconocen que la situación podría ser mucho peor.

“Verdaderamente creo que hay dos maneras en las que podemos ver la mano de Dios trabajando,” reflexionó un misionero. “La violencia no se ha vuelto un conflicto abierto, ampliamente difundido, y nuestras iglesias han permanecido fieles al ministerio y han hecho esfuerzos para ministrar a aquellos lastimados y en necesidad.”

Zimbabwe es solamente uno de los países que luchan contra el hambre. De acuerdo a Baptist Global Response, 16.000 niños en todo el mundo mueren cada día por causas relacionadas con el hambre. Exactamente ahora, 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre crónica.

En Níger, los misioneros de JMI en áreas de devastación por la sequía han organizado un proyecto de distribución de dos meses para enviar arroz, mijo, leche en polvo y cabras para aquellos que no tienen la seguridad de dónde vendrá su próxima comida.

“Solamente hemos podido ayudar a un puñado de personas hambrientas,” dijo una misionera en el país, “pero ha sido una gran bendición y un gran testimonio.”

Níger es principalmente musulmán y muchas personas no han escuchado las buenas nuevas del evangelio.

La misionera recuerda estar sentada entre un grupo de aldeanos cuando ellos hablaban acerca de las veces que habían salido sin comida. Cada uno parecía tener una historia que compartir — todos excepto la misionera.

“Me di cuenta que era la única en el grupo que nunca en mi vida había experimentado salir hambrienta por falta de comida, dijo ella. “Me sentí muy humilde y bendecida.”

La crisis de comida del globo solamente ha agravado los problemas de escasez y ha causado que los precios de artículos como pan, arroz, mijo y aceite suban vertiginosamente. En la costa de África del Oeste en Senegal, los misioneros trabajan donde la sequía mató las cosechas de mijo y de maní con otro proyecto alimenticio.

“Alguien dijo que en su familia no habían cocinado una comida regular en 20 días,” dijo el misionero Jim Vaughn. “Otros comen una comida al día. Muchos agricultores no han tenido alimento y buscan trabajo y comida dondequiera que puedan.”

Vaughn está trabajando con creyentes locales y voluntarios en Senegal para distribuir sacos de arroz a 750 familias — 6.400 personas — en ocho aldeas. También ha distribuido material cristiano a este grupo mayormente musulmán.

“Aunque solamente es una gota en un balde en comparación con lo que necesitan para sobrevivir el tiempo de la cosecha en octubre, es grandemente apreciado,” dijo Vaughn. “Esta es una oportunidad para mostrar el amor de Dios a este pueblo.”

Al otro lado del océano Índico, Tailandia también ha luchado este año con la escasez de comida. Los altos precios provocaron disturbios los pasados meses.

“Tailandia, no obstante, un país relativamente próspero, tiene su considerable cuota de pobreza.” Dijo el misionero Jack Kinnison.

“El reciente radical incremento en [el costo de] el combustible y la comida con base mundial ha golpeado a aquellos que se encuentran en la parte baja de la escala de pago, la más difícil, dijo él.

Un equipo en el país está alcanzando a la gente en algunas de las áreas más golpeadas a través de proyectos de desarrollo comunitario que enseñan habilidades vocacionales — criadero de cabras, producción de ganado, conservación del suelo y producción de árboles frutales — junto con cuidado de la salud.

Sus esfuerzos crean relaciones cercanas a través de las cuales el equipo puede compartir el evangelio y distribuir materiales cristianos. Muchos han llegado a la fe en el Señor como resultado directo, dijo Kinnison.

“Oren para que aquellos que están recibiendo la ayuda… vean el interés de Dios en ellos y se vuelvan al Único que les está enviando ayuda,” añadió.
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Shawn Hendricks es escritor para la Junta de Misiones Internacionales de los Bautistas del Sur. Para obtener más información sobre la manera de apoyar este y otros proyectos de ayuda, presione en la conexión de ministerio de necesidades humanas (human needs ministry) luego de ir a la página “Give” en imb.org. Aprenda más sobre Baptist Global Response en baptistglobalresponse.com.

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  • Por Shawn Hendricks