fbpx
Articulos en Español

EDITORIAL: La adoración: entre el trono y la gracia


FORT WORTH, Texas (BP)–¿Qué es adorar? ¿Son adorar y cantar sinónimos que representan la misma actividad? Si es así, ¿qué tipo de melodías son las que le agradan al Dios del universo? Jesús afirmó que el Padre Celestial busca verdaderos adoradores que lo adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:24). La adoración es central para la vida de los hijos de Dios. Por lo tanto, es importante saber qué es y cómo hacerlo correctamente.

Jesús, a través de su sacrificio por los pecadores en la cruz, permite que podamos disfrutar de una relación personal con Dios. Por medio de la fe en Cristo, los cristianos no necesitamos intermediarios para acercarnos al Creador. Por lo tanto, la Biblia afirma, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

La palabra usada en el Antiguo testamento para “adorar” significa “postrarse”. La idea es inclinarse completamente hasta el suelo con una actitud de reverencia absoluta. Dios es el soberano del universo y debemos acercarnos a Él con el asombro de estar ante su majestad. Isaías 6 y Apocalipsis 4 nos muestran una descripción de la grandeza del Creador y como la admiración y la reverencia son imprescindibles ante su magnificencia.

La palabra más común usada en el Nuevo Testamento para “adorar” significa “inclinarse para besar”. Aunque la idea de hacerlo con reverencia está implícita, la adoración refleja una relación cercana. El Padre Celestial nos ama tanto que nos ha hecho sus hijos (1 Juan 3:1). Tenemos acceso directo a Dios como cualquier hijo lo tiene con sus padres.

La verdadera adoración une las imágenes de la relación cercana con el Padre y la reverencia ante el Dios majestuoso. Como cristianos debemos acercarnos a Dios conscientes de ambos elementos. Podemos ir ante Dios libremente, pero sin olvidarnos que Él está en su trono. Por lo tanto, Dios no es un mago o un sirviente a nuestro servicio sino el Rey de Reyes y Señor de Señores. Nuestra relación con Dios está regulada por Él no por nosotros o nuestros deseos.

La adoración no es un tipo de música o incluso un culto religioso sino un estilo de vida. Adorar significa vivir para el Señor. La adoración es deleitarse en una comunión cercana con el Dios soberano. Nosotros adoramos a Dios cuando le obedecemos, cuando vamos ante su presencia con un corazón puro. Haga del Salmo 33:1 su lema para adorar al Señor: “Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza”.
–30–

    About the Author

  • Por Octavio Esqueda