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EDITORIAL: Y usted, ¿ya comió?


FORT WORTH, Texas (BP)–¿Cuál es su comida favorita? Si usted pudiera comer cualquier platillo, ¿qué escogería? Estoy seguro que su mente le está recordando comidas deliciosas, quizá de su familia, lugar de origen o de su restaurante predilecto.

Imagínese por un momento que alguien le ofrece su comida preferida dos veces por semana. Antes de aceptar la apetitosa oferta, considere el único requisito: no puede comer absolutamente nada durante la semana además de las dos comidas. Ya no suena tan atractivo, ¿verdad? A pesar de la calidad de la comida, si únicamente ingerimos dos comidas a la semana nos volveríamos anémicos.

Desgraciadamente muchas personas sólo “comen” espiritualmente una o, cuando mucho, dos veces por semana. El mensaje del pastor y la clase del maestro de escuela dominical o estudio bíblico se convierten en sus únicas oportunidades para alimentarse de la Palabra de Dios. Es evidente que necesitamos diariamente los nutrientes que la Biblia nos provee para que nuestra relación con Dios crezca (1 Pedro 2:2).

La Biblia contiene el mensaje de Dios para la humanidad. Las Escrituras son la Palabra de Dios porque Él inspiró a los autores bíblicos. El apóstol Pablo resume la naturaleza y el propósito de la Biblia de la siguiente manera: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16-17).

La Biblia debería ser nuestro alimento cotidiano porque es útil para ERCI. ERCI es una manera fácil de recordar los cuatro propósitos de la Palabra de Dios: enseñar, redargüir (reprender), corregir e instruir en justicia. Estas cuatro funciones de la Biblia se pueden resumir en dos áreas: nuestras creencias y nuestra conducta.

La Palabra de Dios nos enseña lo que tenemos que creer. Nos muestra la doctrina o enseñanza correcta. También nos reprende para que distingamos el error y el pecado. Por lo tanto, nos muestra lo que no debemos creer. Sólo a través de la lectura de la Biblia podemos entender la vida como el Creador del universo la ha diseñado.

En la Biblia también encontramos los parámetros de una conducta que agrada a Dios. La Palabra de Dios nos corrige si nos comportamos de una manera inadecuada; nos muestra lo que no debemos hacer. Asimismo, la Biblia nos instruye para que sepamos cómo actuar correctamente; nos muestra qué hacer.

Si nos alimentamos de la Palabra de Dios, podemos crecer hacia la madurez que Dios desea para nosotros. Estaremos listos para que el Señor produzca en nosotros las buenas obras que ya tiene preparadas de antemano (Efesios 2:10). Por lo tanto, la meditación en la Biblia debería ser un elemento esencial en la vida de los cristianos. Y usted, ¿ya comió hoy?
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Octavio J. Esqueda es profesor de fundamentos de la educación de Southwestern Baptist Theological Seminary.

Programa de Estudios Hispanos en el Southwestern Baptist Theological Seminary enlace: http://www.swbts.edu/hispanicstudies/sp/.

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  • Por Octavio J. Esqueda