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EDITORIAL: Esta es la época que me gusta más


NASHVILLE (BP)–No voy a hablar del día de “las brujas” o Halloween, pero debo reconocer que tan pronto veo aparecer los anuncios en los comercios para esa festividad y los caramelos, me siento muy contento porque es como si las festividades se sucedieran, una tras otra, a una velocidad vertiginosa.

A ese ritmo pasa la vida, pero nunca nos detenemos a pensar en ello. Nos preparamos para celebrar el día de Acción de Gracias, y antes de que este llegue, ya estamos armando nuestro árbol de Navidad y colocando los adornos navideños fuera de la casa, antes de que el frío se haga más intenso. Pero hasta en el sur de la Florida, donde las temperaturas invernales suelen bajar hasta los 79F, a pesar del calor y del sol, la gente se esmera en poner las decoraciones navideñas antes de que termine el mes de noviembre.

Por lo general, mi esposa y yo nos vamos a España para celebrar la Navidad con nuestra hija, pero esto no quita que adornemos nuestra casa. Pienso que también es una forma de testificarles a los vecinos. Lo que buscamos no es llenar el jardín con luces de colores y figuras de Santa Claus, sino lo que hacemos es presentar figuras que recuerden el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Hace unos años me encontraba con mi hija en la estación de ferrocarriles de Atocha en Madrid, y me llamó la atención una representación del nacimiento de Jesús con figuras que eran casi del tamaño de una persona. Lo que más me sorprendió fue el hecho de que el comercio en el que estaba este “Belén” era relativamente pequeño. No había proporción entre una cosa y la otra. No pude aguantar mi curiosidad y bajo las protestas de mi hija me dirigí al establecimiento para indagar un poco acerca de aquel “nacimiento” tan espectacular y costoso.

Allí estaba el dueño que me recibió con una amplia sonrisa y me dijo: “No tenga pena hombre, que precisamente pongo ese “Belén” para que la gente venga a preguntar. Lo hago, porque todo lo que soy y todo lo que tengo se lo debo a ese que representa esa figurita del pesebre, solo que Él es grande y fuerte y aunque murió por mí, está vivo”. Aquel buen hombre es cristiano y me testificó de su fe usando la oportunidad de la curiosidad que despertaba la decoración navideña que tenía frente a su comercio. Cuando él supo que yo también era cristiano se puso muy contento. No lo he vuelto a ver más, pero estoy seguro de que algún día nos encontraremos caminando por las calles de oro, cuando estemos en la presencia de nuestro amante Dios.

Este hombre fue el que sin saberlo, renovó en mí los deseos de situar adornos alegóricos en la Navidad, como un medio que pudiera servir para testificarles a mis vecinos sobre el motivo de nuestra fiesta.

Hace algunos años me encontraba en Ciudad México a mediados del mes de diciembre y pude ver un gran cartel al frente de una iglesia evangélica que decía: “Cristo es nuestra razón para la celebración”. Y yo añadiría, solo que esta celebración no se limita al mes de diciembre. Los cristianos estamos de fiesta en diciembre y en los restantes meses del año, ya que tenemos motivos más que suficientes para celebrar el regalo de Dios. Lucas 1:69 dice: “Y nos levantó un poderoso salvador….” A Él sea la gloria. Alabemos el nombre de nuestro poderoso Salvador y no perdamos de vista, en estos días y en el resto del año, que: Él es la verdadera razón para nuestra celebración.
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Oscar J. Fernandez es el editor jefe de LifeWay Español y de los recursos en otros idiomas de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn.

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  • Por Oscar J. Fernandez