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EDITORIAL: ¿Dónde estoy?


FORT WORTH, Texas (BP)–“Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro” (Isaías 45:18).

El gran pensador cristiano, Francis Schaeffer afirmó que el cristianismo como sistema no empieza con Cristo como Salvador sino con el infinito y personal Dios quien creó el universo en el comienzo. Dios es la explicación de la realidad y la fuente de todo lo que existe. Por lo tanto, en Dios, y en su revelación, la Biblia, encontramos las respuestas a las más grandes preguntas de la vida. ¿Dónde estoy? es una interrogante básica del ser humano. En Génesis 1 encontramos la respuesta y las aplicaciones para nuestras vidas.

La palabra génesis significa comienzos. El primer libro de la Biblia apropiadamente lleva este nombre. El primer capítulo nos da el relato cosmogónico de la creación porque describe el origen y desarrollo del universo. Dios creó los cielos y la tierra (1:1). La condición inicial de la tierra era desorden y vacío (1:2). Los versículos 3 al 30 describen la creación secundaria de la tierra a través de seis días:

1er día- Luz

2 día — Aguas y cielo

3 día — Tierra, mares, vegetación

4 día — Luminarias

5 día — Peces y pájaros

6 día — Bestias, ser humano y alimentos

La historia de la creación del universo concluye con la siguiente evaluación divina: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto” (1:31). ¡La creación de Dios es buena en gran manera! Por lo tanto, la respuesta a la pregunta, ¿dónde estoy? es en el buen mundo creado por Dios. La tierra ha sido diseñada por Dios para que la disfrutemos y cuidemos.

Los cristianos deberíamos ser los primeros en cuidar la creación de Dios. La tierra es buena y los seres humanos somos los responsables de preservarla como representantes de Dios (Gén. 2). También debemos de gozarnos en la creación divina. ¡Debemos ser agradecidos con el Creador! La ciencia y la naturaleza no se oponen a Dios porque Él creó el universo y lo bendijo con su bondad. Evidentemente en Dios encontramos la respuesta a una de las preguntas básicas del ser humano, ¿dónde estoy?

Siete temas básicos basados en el relato bíblico de la creación nos sirven como aplicaciones a nuestras vidas. La respuesta a ¿dónde estoy? tiene relevancia práctica:

1. La creación como doxología (una manera de glorificar a Dios). Los cielos y la tierra declaran la gloria de Dios (Salmo 19).

2. La creación como creada y gobernada por la palabra de Dios, su sabiduría y su ley. El Dios del universo sustenta su creación y la controla.

3. La creación como revelación de Dios. Dios da a conocer su poder y majestad a través de su creación.

4. La creación como completamente y sin ambigüedad buena. El mundo creado por Dios es bueno. Por lo tanto, podemos deleitarnos en él.

5. La creación para beneficio del florecimiento y bendición del ser humano. Dios nos muestra que podemos disfrutar de su paz en su creación.

6. La creación como pacto divino. Dios se compromete con su creación. Por lo tanto, a pesar de que ésta se vio afectada por el pecado, Él la restaurará en la nueva creación. La Biblia concluye con la promesa de los nuevos cielos y tierra.

7. La creación como el punto de partida apropiado para una cosmovisión (visión de mundo) bíblica. La creación es el punto de partida para ver el mundo como Dios lo ve y así poder “pensar teológicamente.”

El salmo 104 presenta una admirable reflexión sobre la buena creación del poderoso Dios del universo. Le invito a unir su voz al salmista en alabanza al Dios creador de este maravilloso mundo:

1 ¡Alaba, alma mía, al SEÑOR! SEÑOR mi Dios, tú eres grandioso; te has revestido de gloria y majestad.

2 Te cubres? ? de luz como con un manto; extiendes los cielos como un velo.

3 Afirmas sobre las aguas tus altos aposentos y haces de las nubes tus carros de guerra. ¡Tú cabalgas en las alas del viento!

4 Haces de los vientos tus mensajeros,?y de las llamas de fuego tus servidores.

5 Tú pusiste la tierra sobre sus cimientos, y de allí jamás se moverá;

6 la revestiste con el mar, y las aguas se detuvieron sobre los montes.

7 Pero a tu reprensión huyeron las aguas;
ante el estruendo de tu voz se dieron a la fuga.

8 Ascendieron a los montes, descendieron a los valles, al lugar que tú les asignaste.

9 Pusiste una frontera que ellas no pueden cruzar; ¡jamás volverán a cubrir la tierra!

10 Tú haces que los manantiales viertan sus aguas en las cañadas, y que fluyan entre las montañas.

11 De ellas beben todas las bestias del campo; allí los asnos monteses calman su sed.

12 Las aves del cielo anidan junto a las aguas y cantan entre el follaje.

13 Desde tus altos aposentos riegas las montañas; la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo.

14 Haces que crezca la hierba para el ganado, y las plantas que la gente cultiva para sacar de la tierra su alimento:

15 el vino que alegra el corazón, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida.

16 Los árboles del SEÑOR están bien regados, los cedros del Líbano que él plantó.

17 Allí las aves hacen sus nidos; en los cipreses tienen su hogar las cigüeñas.

18 En las altas montañas están las cabras monteses, y en los escarpados peñascos tienen su madriguera los tejones.

19 Tú hiciste ? la luna, que marca las estaciones, y el sol, que sabe cuándo ocultarse.

20 Tú traes la oscuridad, y cae la noche, y en sus sombras se arrastran los animales del bosque.

21 Los leones rugen, reclamando su presa, exigiendo que Dios les dé su alimento.

22 Pero al salir el sol se escabullen, y vuelven a echarse en sus guaridas.

23 Sale entonces la gente a cumplir sus tareas, a hacer su trabajo hasta el anochecer.

24 ¡Oh SEÑOR, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!

25 Allí está el mar, ancho e infinito,? ?que abunda en animales, grandes y pequeños, cuyo número es imposible conocer.

26 Allí navegan los barcos y se mece Leviatán, que tú creaste para jugar con él.

27 Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su alimento.

28 Tú les das, y ellos recogen; abres la mano, y se colman de bienes.

29 Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo.

30 Pero si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra.

31 Que la gloria del SEÑOR perdure eternamente; que el SEÑOR se regocije en sus obras.

32 Él mira la tierra y la hace temblar; toca los montes y los hace echar humo.

33 Cantaré al SEÑOR toda mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento.

34 Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me alegro en el SEÑOR.

35 Que desaparezcan de la tierra los pecadores; ¡que no existan más los malvados! ¡Alaba, alma mía, al SEÑOR! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!? (NVI)
–30–
Octavio J. Esqueda es profesor de fundamentos de la educación de Southwestern Baptist Theological Seminary.

Programa de Estudios Hispanos en el Southwestern Baptist Theological Seminary enlace: http://www.swbts.edu/hispanicstudies/sp/.

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  • Por Octavio J. Esqueda