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EDITORIAL: Ejerciendo todas nuestras ciudadanías


FORT WORTH, Texas (BP)–En vista de la falla moral de Mark Folley, miembro de la cámara federal de representantes, es fácil pintar a todo el gobierno con una misma brocha de cinismo. Y esto cuando sabemos que los dos ambos partidos políticos han sido susceptibles al escándalo moral. Pero la realidad es que estamos a punto de entrar en las elecciones generales y nuestra responsabilidad cívica—la de votar—no debe desperdiciarse por el abuso de algunos.

Recordemos que nuestra democracia representativa es un compacto social delicado por la cual muchos han hecho grandes sacrificios. Seriamos personas de poca vista si dejáramos que las faltas de algunos nos robaran nuestro aprecio por esta forma de gobierno imperfecto, pero que ha asegurado por 230 años las libertades que todos disfrutamos.

Pero aun así nos suele preguntar, ¿tenemos base bíblica para participar en un proceso democrático que puede resultar en la elección de personas que violan nuestros valores y la confianza que les damos?

En sus epístolas el apóstol Pablo demuestra que siempre tomo sus “tres ciudadanías” con gran seriedad. Como judío, y específicamente en su relación a la secta de los fariseos, Pablo era irreprochable. También vemos que nunca despreció los privilegios que tenia como ciudadano del imperio Romano. Pero sobre todo siempre mantuvo en alto su ciudadanía celestial.

Pero alguno dirá, “El hacer una conexión directa entre la realidad política de Pablo y la nuestra es ridículo. Él fue ciudadano del imperio romano sin vos ni voto en las dediciones del estado. Nosotros, al contrario, somos participantes de una democracia representativa.” Sin duda que esto es cierto. Pero si aun tomando en cuenta la gran diferencia entre el gobierno romano de antaño y el nuestro, podemos demostrar que Pablo mostró interés por su gobierno que poco se preocupaba por los valores humanos, cuanto mas responsables debemos ser nosotros cuando nuestra voz y nuestro voto pueden resultar en algún bien social.

En 1 Timoteo 2:1-4 tenemos la actitud básica del apóstol Pablo hacia el gobierno de su día. Este texto revela cuatro cosas que nos ayudaran a ejercer todas nuestras “propias ciudadanías” de una manera responsable y cristiana:

— Primero, Pablo pidió por “rogativas, oraciones y peticiones” por personas en puestos de autoridad. Sin duda la injusticia en el imperio romano era notoria pero aun con todo esto Pablo mantenía su fe en el gobierno como algo instituido por Dios y digno de la oración sincera del creyente.

— Segundo, Pablo solicita “acciones de gracias” por buenos líderes. Esto, como lo sabemos, es imposible si comenzamos con la presunción que todo los políticos son corruptos. La realidad es que tenemos que evaluar a cada oficial elegido individualmente para saber si es digno de honra por sus esfuerzos a favor de sus constituyentes.

— Tercero, Pablo oraba por un gobierno que promoviera la paz y tranquilidad a trabes del imperio. Pero el apóstol no estaba simplemente interesado en la paz para su relajamiento personal. Había un propósito mayor en vivir “quieta y reposadamente.”

— Cuarto, Pablo buscaba la paz para hacer posible la expansión del evangelio al mundo entero. Él veía la falta de guerrillas o conflictos civiles en cualquier provincia o región como una oportunidad para avanzar el mensaje de salvación. Él sabia que la ventana de la paz no siempre se mantendría abierta.

Sin duda Pablo no tenia la ilusión que el gobierno de su día fuera un sistema perfecto. Pero estas cuatro cosas revelan que para Pablo el manejo del gobierno tenia un impacto tanto cívico como misionero, y por eso era importante que el cristiano estuviera envuelto. Alegremente, el apóstol nos da la base necesaria para mantenernos envueltos en nuestro propio proceso democrático. Si podemos avanzar nuestros valores en la sociedad pero sin adulterar nuestra fe cristiana.

El primer martes de este Noviembre entrante es el día que hemos separado para votar. Recuerde que los valores de cualquier partido político pueden cambiar con en el tiempo. Este al tanto de la plataforma política de sus elegidos y vote de acuerdo a sus valores. También reconozca que no siempre podemos elegir a personas que reflejan todo nuestro punto de vista. Pero podemos demandar que se apeguen ha promesas hechas durante la campaña electoral. Ninguna persona elegida deberá sentirse cómodo en su puesto si quiebra con las promesas hechas a los que lo eligieron.

En una ocasión Abraham intentó salvar una sociedad corrupta apelando a Dios por la posibilidad que hubiera por lo menos diez justos en ella (Génesis 18:16-33). Aunque Dios no los hallo, si afirmó el principio. Unos cuantos justos envueltos en la sociedad pueden hacer toda la diferencia para el bien de un país. ¿Encontraremos algunos justos ejerciendo todas sus ciudadanías en las elecciones de Noviembre? Ojala así lo sea.
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  • Por Rudy Gonzalez